EN LA ESCUELA. Anabel Azúar lleva siete años al frente de la escuela de artes escénicas. / J. GARRIDO
Jerez

La escuela de artes de Anabel Azúar, a punto del cierre por falta de recursos

La dueña espera que «lleguen ayudas o subvenciones para mantenerla»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Haciendo un balance de los siete años de vida de la escuela, tengo pocas fuerzas para seguir yo sola al frente de este barco. Espero que aparezcan soluciones, ayudas, convenios o subvenciones para que podamos mantener la escuela, porque está formada por un gran equipo de profesionales». Así de rotunda se muestra la dueña de la escuela de artes escénicas y artista polifacética, Anabel Azúar.

El local de la escuela, en el edificio El Carmen, está en venta desde hace seis meses «porque tenemos vecinos abajo y no podemos impartir clases de flamenco por el ruido». Pero ya se plantean no seguir adelante durante más tiempo por falta de los recursos económicos necesarios.

«Tengo que ser realista y hay una serie de ofertas profesionales y a estas alturas es difícil rechazarlas», explica Azúar. «El precio que estoy pagando aquí por intentar llevar esta iniciativa a algo concreto y consumado es muy alto. Es muy complicado porque hay muy pocos recursos y yo estoy sola económicamente al frente de la escuela».

La escuela cuenta aproximadamente con cien alumnos y entre ellos ha habido personas que se han dedicado profesionalmente a alguna de las ramas. «Han sido alumnos míos los que después se han hecho profesores de taichi y actores, que han utilizado la escuela como trampolín para su futuro profesional».

En espera de soluciones

«Hay mucha gente que no puede estudiar porque no tiene dinero y soy incapaz de cerrarles la puerta de la escuela. No puedo seguir asumiendo estas cargas yo sola», insiste Anabel Azúar. «Hay que defender mucho más la cultura, la formación cultural de los jóvenes es fundamental. En mi escuela podría haber muchos más jóvenes pero no pueden pagarlo», añade. «Estamos pasando por una situación bastante complicada».

Después de estos siete años, aparte de la cantidad de personas que ha conocido, Anabel Azúar no duda en afirmar que se queda «con lo que he aprendido enseñando a los demás, a mis alumnos de teatro. Nunca lo hubiera imaginado. Las pocas horas de sueño se compensan con la entrega y el amor de mis actores. A ellos no los voy a dejar, se quedan conmigo, en cualquier bar, debajo de un puente si hace falta».

La última de las actuaciones de la Escuela de Artes Escénicas de Anabel Azúar fue Artisteando, que se representó en la Sala Compañía el pasado 21 de abril. En este espectáculo participaron un total de sesenta artistas: «Llevamos la escuela y su espíritu al escenario de la Sala Compañía, mezclando teatro, danza y música. Hemos hecho este espectáculo antes de irnos, de abandonar, porque quería que los profesionales tuvieran un momento de gloria, para nosotros y para nuestra ciudad».