El olvidado lujo de la fantasía

Aunque la sexualidad es una dimensión del ser humano en la que intervienen los cinco sentidos, la cultura sexual imperante hoy en día potencia patrones muy limitados, de relaciones exclusivamente genitales, y deja de lado la imaginación. Ahí es donde radica el origen de muchos de los trastornos sexuales más frecuentes. Porque, en opinión de la psicóloga Ana Ariza, «la sexualidad es mucho más amplia que el coito» y la fantasía es lo que convierte al sexo en un juego divertido de posibilidades infinitas. Pero ese campo hay que trabajarlo «día a día», porque «todo lo que no se cultiva se pierde».

En los casos en que existe una anomalía que impide el desarrollo óptimo de las relaciones es posible «entrenar» el cuerpo y la mente para que aprendan a disfrutar de la experiencia sensual en su sentido más amplio. Los sexólogos utilizan para ello unas terapias específicas que inciden en el enfoque sensorial.

«La sexualidad es un lujo, es lo primero que se pierde ante cualquier problema y lo que más cuesta recuperar», afirma Ariza. Sin embargo, quien vive una sexualidad «activa, lúdica y sana en su juventud» tiene más probabilidades de llegar a una «ancianidad saludable».