LA GLORIETA

Historia y clichés

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Me niego a asumir la premisa que indica que los nacidos más abajo de Despeñaperros somos menos trabajadores y más condescendientes con nuestra propia situación que aquéllos que han tenido a bien hacerlo en otras partes del Estado. Ahora que estoy a kilómetros de distancia de la Bahía, recibo algunos comentarios hirientes de que la reciente trama de las facturas falsas y el intento de fraude a la Seguridad Social, destapada por la Agencia Tributaria, es como el pan nuestro de cada día en Andalucía. Que si el voto cautivo en el campo, que si el subsidio como único fin vital de la existencia, que si el qué le vamos a hacer como justificación de nuestro pobre desarrollo. En fin, estamos en días de perdón y no me pondré colérico. Clichés que nos han perseguido en nuestra Historia como una lacra terrible e injusta. Recuerdo hace décadas, cuando Bazán comenzaba a desquebrajarse, que existía una estadística (cuánto pobre ha llenado sus bolsillos a costa de administraciones y empresas privadas) que aseguraba que la provincia tenía el mayor índice de sordos de España. No había otra causa, al parecer, que Ministerio y sindicatos habían pactado jubilaciones y bajas anticipadas para hacer más llevadera la pérdida económica por la falta de trabajo en Astilleros. ¿Leyenda urbana? Aquello persiguió a Cádiz como una losa. Hoy en día, necios y mal informados, justifican la última operación de Hacienda en nuestra provincia como algo congénito. Complacencia y altas aspiraciones no deben estar reñidas. Quizá, a los que no nos conocen, deberíamos demostrárselo con más rabia. La Historia, a veces, no es justa.