ALEGRÍA. Los jugadores celebran un gol de Pendín. / LOLA GUIL
Deportes

Goleada para recuperar la moral xerecista

El Xerez pone fin a la prolongada racha negativa con un triunfo a domicilio en el terreno de juego del Hércules

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se acabó el desierto. Tras una sequía de once jornadas sin catar victoria, por fin el Xerez se tiró de cabeza a la piscina del triunfo. Dani Pendín volvió al equipo, tiró del carro y dio la cara junto al resto de compañeros en el momento más decisivo, cuando la cuerda ya casi no dejaba respirar. El líder marcó el camino y todos sus seguidores le secundaron.

Lucas, cansado de mover jugadores sin resultados, decidió dar el siguiente paso. No le quedaba otra. Los resultados no llegaban y tenía que cambiar el sistema. Y lo hizo reconstruyendo la casa desde los cimientos. El centro de la zaga se convirtió en un coladero en Pucela y Alcaraz retrasó la posición de Vicente Moreno hasta la altura de Gerard y Bajic. Selu, fue el primer damnificado de la devacle en el Zorrilla. De esta manera, quedaban tres centrales -Moreno, Gerard y Bajic, de derecha a izquierda- y dos medios centros -Castaño y Pendín- de los que el hispanoargentino tenía más libertad paras subir a rematar.

Con tanto hombre defensivo no quedaba otra que estar bien plantado sobre el terreno de juego. Además, de los últimos rivales con los que se ha medido el Xerez, el Hércules parecía de los más fallones.

Arriba, Álex Geijo, García Granero y Javier Camuñas tenían libertad para crear. La conexión madrileña funcionó casi a la perfección en el veinte de la primera parte. Granero daba el pase que dejaba solo a Camuñas, al mismo tiempo que este arrancaba la moto. El media punta se plantó solo delante de Sánchez, pero al xerecista se le rompió la cadena de la bicicleta y el defensor desmoronó una clarísima ocasión. Se comenzaba perdonando.

Gran volea

Las sensaciones que desprendían los azulinos durante los minutos iniciales eran muy similares a las de los últimos encuentros. Control del cuero, dominio del juego, cierta llegada, pero nula eficacia. Fue entonces cuando apareció el líder. Dani Pendín espera solo en el segundo palo un centro de Mendoza tras un saque de esquina. El esférico cayó del cielo. Dani tuvo tiempo para prepararse y para fusilar al meta local, que poco pudo hacer. Era el gol del renacimiento, el que daba la vida al xerez, el que volvía a colorear a la hinchada azulina. El líder, aparecía para tirar del levantar al equipo en el momento más crítico de la temporada y todo un vestuario, en proceso de recuperación moral, hacía una piña entorno a Pendín.

Al Hércules le tocaba arrear, y al comienzo del segundo tiempo lo hizo, y de que manera. Lucas Alcaraz no tardó en reaccionar y le ordenó a Pendín retrasar su posición cuando no se tenía la posesión del balón. Estos agobios y esta presión en defensa, se compensaban con espacios para los tres hombres de ataque. Camuñas se marcó una diagonal desde el centro del campo hasta el área y asistió a Granero, que falló delante del portero. La conexión madrileña volvía a fallar sólo en la definición. Pero Granero no tardó en sacarse la espina. Una jugada del zurdo por su carril sirvió para asistir a Sergio Castaño que se incorporó desde atrás para lograra el gol de la tranquilidad. El de Dos Hermanas celebró el gol por todo lo alto. Su tantó recordó mucho al que consiguió en la primera vuelta en el Ciudad de Valencia frente al Levante.

A partir de ese momento el encuentro se metió en una extraña locura que provocó la expulsión de Urbano y del portero Sergio Sánchez. El público pagó la impotencia de sus jugadores con el árbitro, que desde el inicio del partido no dudó en señalar cada falta que cometían los jugadores locales. El trencilla no influyó decisivamente en el resultado final, pero sí es cierto que no estuvo acertado en determinadas faltas.

Con el marcador de cara, con dos jugadores más y con muchísimos espacios, la ansiedad, la angustia y esos fantasmas que han acompañado a los xerecistas durante tanto tiempo, desaparecieron.

Lekic, Pedro Ríos y un gran Camuñas tuvieron ocasiones para incrementar todavía más el marcador. De hecho, el diestro jerezano hizo subir el tercero de la noche tras la expulsión del meta local.

Es cierto que el Hércules no es el mejor equipo de la categoría. Pero ayer se consiguió lo que tanto se venía buscando: una victoria de la manera que fuera. Se ha dado el primer paso. El sábado deberán refrendar que se quieren meter en la pelea.