VIAJE INÉDITO. Rice y Straw no han logrado el objetivo de su visita sorpresa a Irak. / ALI ABBAS. EFE
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Rice y Straw fracasan en su intento de impulsar la formación de un gobierno iraquí

Los jefes de la diplomacia norteamericana y británica abandonan Bagdad con un llamamiento a los líderes del país para que desbloqueen la situación

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La visita a Bagdad de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y de su colega británico, Jack Straw, no ha conseguido desbloquear la difícil formación de un gobierno iraquí, pendiente desde las elecciones del 15 de diciembre pasado.

En este inédito viaje conjunto al país que se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza de la política exterior de ambas administraciones, Rice y Straw han repetido sin descanso que es hora de acabar con el vacío político, perjudicial para la seguridad y la estabilidad nacional, y, en este sentido, finalizaron ayer su visita con un claro mensaje a los líderes del país para que se pongan de acuerdo y formen cuanto antes el gobierno.

«Necesitamos un primer ministro fuerte que restaure la estabilidad en el país, pero no somos quienes tenemos que decidir quién será esa persona», declaró ayer Rice quien, al igual que Straw, recordó que, si bien la elección del primer ministro es asunto de los iraquíes, EE. UU. y el Reino Unido, como los grandes contribuyentes en dinero y personas en el Irak post-Sadam, tienen algo que decir y tienen derecho a esperar que se forme un gobierno lo antes posible.

Silencio revelador

Ninguno de los dos políticos citó a una persona concreta como su preferido para formar un gabinete, pero el hecho de que ni siquiera nombraran en su comparecencia a Ibrahim Yafari, el candidato elegido por la mayoría parlamentaria de la Alianza Unida Iraquí, hace pensar en Bagdad que no cuentan con él para encabezar ese reclamado gobierno de unidad nacional.

«Sin duda, el vacío político actual no ayuda a la situación de la seguridad en el país», indicó Straw en la rueda de prensa conjunta con Rice, en referencia a la violencia que no cesa en Irak en los tres años de posguerra, y que en los últimos meses se ha traducido en un aumento vertiginoso de los asesinatos a sangre fría. Por su parte, Rice recalcó que «no puede admitirse este escenario de vacío político en un país como este, expuesto a tanta violencia», subrayó.

Además, los dos responsables occidentales recordaron la necesidad de que el gobierno iraquí termine con el creciente protagonismo de las milicias, consideradas responsables de la reciente ola de asesinatos y que, según los observadores, actúan con la connivencia del Ministerio iraquí del Interior, dominado por los chiíes. «Necesitáis (los iraquíes) un estado con el monopolio de la fuerza» y, por ello, «hemos enviado mensajes muy claros de que hay que tomar medidas enérgicas con estas milicias».

Según los observadores en Bagdad, el hecho de que Straw y Rice no se hayan inclinado por ningún nombre -tal vez por miedo a ser acusados de «injerencia»- conducirá a crecientes disputas en el espectro político iraquí, no sólo entre suníes y chiíes, sino dentro de cada grupo.

Los enemigos de Yafari

Yafari, que ha encabezado el Gobierno de transición durante todo 2005, es acusado de haber tolerado y hasta propiciado el clima de sectarismo prevalente en Irak, particularmente contra los suníes, por lo que concita la oposición abierta de suníes, kurdos y chiíes laicos.

Sin embargo, el levantisco Muqtada al Sadr, cada vez más popular entre las capas chiíes pobres, se ha alineado junto a Yafari y ha amenazado con pasar a la oposición, junto a su milicia del 'Ejército del Mahdi', si es obligado a retirar su candidatura.