Cartas

San Felipe Neri

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Hace unas semanas saltó la noticia en la prensa, que el oratorio de San Felipe Neri, se desacralizaba para conmemorar el bicentenario de la proclamación de la Constitución de 1812 y cuya nueva desamortización culmina con la venta del templo a la Junta de Andalucía. ¿Es que no tienen bastante con la antigua capilla del viejo Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento andaluz y de parecida arquitectura a nuestro Oratorio de la calle de Santa Ines?.

¿Es que los políticos necesitan ir clausurando templos consagrados para montar sus representaciones, como se montó con la retrasmisión de un programa de una conocida cadena de radio, con actuación chirigotera incluida, sin el respeto que merece un lugar santo? ¿Se atreverían a usar para representaciones políticas o como estudio improvisado de radio, una mezquita?

Sí, realmente este edificio albergó las Cortes reunidas en Cádiz, de tanta trascendencia no solo para España sino para todos aquellos países iberoamericanos que se miraron en el espejo de nuestra Constitución para inspirar las suyas. Sería del todo lógico, como se ha dejado oír por opiniones con más solvencia que la mía, que el edificio fuera cedido y albergara los actos en la fecha prevista, una vez retiradas todas las imágenes sagradas depositadas en ella y -concluidos los actos conmemorativos-, volviera a su antiguo estado de templo dedicado a la oración.

La noticia de la trasmisión de la propiedad parece que ya tiene todas las bendiciones del Consejo Arciprestal y la decisión tomada del señor Obispo -ya que es de urgente necesidad emplear los beneficios obtenidos con dicha venta en la financiación de nuevos templos y la restauración de otros muy deteriorados-, al atravesar la Diócesis de Cádiz por una delicada situación económica, imposible de hacer frente a tan cuantiosos gastos.

Esto me recuerda aquellas familias, que fallecidos los padres, y faltos de recursos económicos, se ven abocados a vender los objetos queridos y hasta la casa paterna para poder vivir, abandonando tantos y tantos recuerdos.

Julio Molina Font. Cádiz