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Cinco millones de israelíes examinan hoy en las urnas el legado político de Sharon

Kadima, el partido creado por el hospitalizado primer ministro, es el favorito para imponerse en las legislativas Sobre la votación planea la delimitación unilateral de fronteras

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Más de cinco millones de israelíes están llamados hoy a las urnas para elegir a los 120 diputados que les representarán en la Kneset (Parlamento) y decidir, además, si se continúan aplicando medidas unilaterales en los territorios ocupados para establecer una frontera con los palestinos sin contar con ellos y al margen de las resoluciones internacionales.

Los colegios electorales permanecerán abiertos hasta las diez de la noche y se espera que el índice de participación supere ligeramente el 60%, un índice relativamente bajo para un país donde en el pasado solía votar cerca del 90% de los mayores de 18 años.

Los sondeos publicados a pocas horas de que se iniciara la votación seguían atribuyendo una clara victoria a Kadima, el partido que fundó en noviembre pasado el hospitalizado Ariel Sharon y que lidera Ehud Olmert, aunque indican que esta formación conservadora sólo obtendrá alrededor de 35 escaños, media docena menos de los que se le otorgaban hace unos días.

Menos escaños laboristas

Las proyecciones colocan en segundo lugar al Partido Laborista de Amir Peretz, que obtendría alrededor de 20 asientos. Los laboristas, que en las encuestas de noviembre conseguían hasta 28 escaños, han reducido su presencia debido a que muchos electores no ven con agrado que su candidato sea de origen sefardí y no askenazi.

En tercer lugar se sitúa el Likud de Benjamín Netanyahu, con alrededor de 14 plazas. Si se confirma este resultado se demostrará que el ex primer ministro no ha podido recobrarse todavía de la mala imagen que se ganó al frente del Gobierno en la segunda parte de la década de los noventa. Alrededor de una docena de diputados irían a parar a Israel Beitenu (Israel es Nuestra Casa), la lista de Avigdor Lieberman, un inmigrante de la antigua Unión Soviética que lidera un partido de extrema derecha y que en la última legislatura sólo contaba con dos asientos en la Kneset. El cuarto lugar sería para el partido ultraortodoxo sefardí Shas, cuyo líder espiritual, el rabino Ovadia Yosef, ha prometido el paraíso para sus votantes y el infierno para quienes apoyen a otros partidos. A Shas se le pronostican una decena de escaños. Una coalición de extrema derecha y religiosa formada por la Unión Nacional y el Partido Religioso Nacional obtendría, según los sondeos, una decena de diputados, mientras que los tres partidos árabes que se presentan separados sumarían siete.

Formar coalición

Las encuestas atribuyen a las formaciones de la derecha y ultraconservadoras alrededor de 50 escaños, por lo que con toda seguridad será Olmert quien logre formar una coalición con los laboristas y con otros partidos minoritarios.

Pero lo que hoy está en juego, principalmente, es la política que aplicará Israel en los territorios ocupados y de la que el primer ministro en funciones ha venido hablando en los últimos días.

El candidato de Kadima intenta como sea pactar con las demás formaciones un «consenso» acerca de las fronteras definitivas del Estado sionista. Unas fronteras que, según el propio Olmert, no discurrirían por la línea verde de 1967, sino que incorporarán a Israel grandes extensiones de Cisjordania, incluida Jerusalén, donde viven más de 200.000 colonos judíos. La intención del jefe de Gobierno provisional es convencer a Estados Unidos y a la UE de que esa es la mejor manera de resolver la crisis de Oriente Próximo.