DECANO DEL COLEGIO PROVINCIAL DE ABOGADOS JOSÉ ANTONIO GUTIÉRREZ TRUEBA

«El estado de los juzgados es un problema para los abogados»

«Con la Ciudad de la Justicia los procesos se agilizarían y se ganaría en eficacia», asegura el decano

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El estereotipo del abogado que llega pausadamente al juzgado en su coche provisto de maletín y traje impecable quedan muy lejos en la provincia. La falta de un lugar estratégico en donde se ubiquen la totalidad de los juzgados hacen que los letrados hayan tenido que apelar al ingenio para adaptarse de la mejor manera posible a las peculiaridades de Cádiz. «Ahora la mayoría de los abogados viajan en moto para llegar a tiempo a los juicios. Prueba de ello es que yo mismo lo hago», contó a LA VOZ el decano del Colegio Provincial de Abogados, José Antonio Gutiérrez Trueba, quien nos acercó un poco más al perfil del abogado de la provincia y a los problemas con los que éste tiene que lidiar.



-¿Cómo ve la carrera de Derecho en la actualidad?, ¿Cree que ha cambiado en algo con el paso de los años?

-Con la nueva legislación los pasillos de la Audiencia Provincial han perdido vida, ya que las apelaciones no necesitan vista, nada más se celebran los juicios de la droga. Entonces, al no ser perceptiva la vista, no hay ni abogados ni procuradores y eso produce una cierta desolación. Antiguamente, antes de la ley nueva, era obligatoria una vista. Iban al juzgado el fiscal y los abogados defensor y acusador para exponer allí sus ideas, todo eso daba cierta vida. Ahora actividad hay, pero dentro de los despachos que es donde los magistrados siguen los casos. Antes desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde era un continuo ir y venir de gente. Además, el Colegio tenía en la Audiencia las dependencias y eso creaba más ambiente.

-¿Cuáles son los principales problemas que existen para ejercer en la provincia?

-Sin duda el estado en el que se encuentran los juzgados y su dispersión es uno de los principales inconvenientes con los que tiene que lidiar un abogado en la provincia diariamente. Valga como ejemplo la Cárcel Real, el Juzgado de Menores en la comercial calle San Francisco. Una situación precaria que se repite en los juzgados de Puerto Real, San Fernando, El Puerto, San Roque y Arcos.

-¿Por qué cree que la Ciudad de la Justicia todavía no es una realidad?

-Simplemente porque falta intención de construirla y presupuesto. Con la Ciudad de la Justicia se agilizaría y se ganaría en eficacia. La mayoría de los abogados se movilizan en moto para poder llegar a tiempo a los juzgados. Yo por ejemplo, con mi edad, tengo que ir en motocicleta. El coche es para los domingos. Mis colegas me dicen: ¿un decano en moto, donde se ha visto eso! (risas).

-Intuyo que así resulta difícil ser abogado en Cádiz, máxime con estas limitaciones

-Seguro. Además, hay que decir que un abogado que esté haciendo turno de oficio gana casi la tercera parte que lo que cobra su homólogo en Cataluña y el País Vasco con más medios y todo. Esta carrera es vocacional, el que pretenda venir aquí a hacer carrera se equivoca porque lo pasará mal y sufrirá. Muchas veces la familia te pregunta porque estás de mal humor cuando has perdido un juicio o cuando van a echar a un cliente de la casa. El problema del cliente lo haces tuyo, es muy difícil saber separar tu vida profesional de la personal. Yo me he despertado a las cuatro de la mañana sin poder dormir...

-¿Hay más delitos ahora que antes?

-Cada día hay más pleitos. Es cierto que en Cádiz ha bajado la delincuencia, pero en cuanto a los delitos no en relación a las faltas. Hay más procedimientos y los jueces dictan más resoluciones al año. Se dictan tantas sentencias y resoluciones que luego no hay personal suficiente para ejecutarlas.

-¿Qué objetivos se ha propuesto para este año 2006?

-El reto del Colegio y de la Junta de Gobierno es el mismo de siempre, la formación constante del abogado. Tenemos una escuela de práctica jurídica para los que empiezan que imparte dos cursos como condición indispensable para poder acceder después al turno de oficio. Pretendemos que los abogados estén bien preparados, porque una cosa es la Universidad y otra la práctica. Este es un reto que tienen todos los colegios de abogados de España. Asimismo, hemos logrado una hermandad entre los colegiados. En los ocho años que llevo como decano los expedientes disciplinarios han descendiendo. Cada vez tengo más relación con los colegiados que me llaman para pedirme consejo. Me he ganado la confianza de ellos. El decano tiene que hacer de padre y que mejor experiencia que tener siete hijos.