Sociedad

Las armas definitivas contra el colesterol

Los grandes laboratorios desarrollan una serie de fármacos, capaces de desbloquear las arterias directamente

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Más de una docena de hospitales de Estados Unidos tienen en marcha estudios con una nueva generación de fármacos capaz de eliminar la placa acumulada en las paredes de las arterias durante décadas manteniendo altos niveles de colesterol, que acaba bloqueándolas. Gracias a ellos numerosos pacientes, cuya única opción es pasar por el quirófano para que se les inserte un bypass o se les realice una angioplastia, podrían sustituir los procedimientos quirúrgicos por una simple pastilla.

Detrás de esta prometedora esperanza se encuentra también el negocio farmacéutico más importante del planeta, ya que los fármacos para reducir el colesterol son, hasta el momento, los más vendidos. Un negocio al alza que el año pasado generó 27.000.000 millones de dólares en el mundo, lo que supone un 12% más que el año anterior.

Tres laboratorios

Los infartos son la primera causa de decesos en el mundo occidental, con casi un millón de fallecimientos al año sólo en EE UU, donde más de 70 millones de personas sufren de corazón, una cifra que casi dobla el total de la población española.

Tres grandes laboratorios -Pfizer, Roche y Merck- están tras la pista de los descubrimientos que pueden auparles durante el próximo medio siglo. La fórmula en la que trabajan consiste en aumentar los niveles del llamado colesterol bueno HDL, y mejorar el efecto que posee de arrastrar la grasa de los muros de las arterias hasta el hígado para su eliminación. Hasta ahora sólo los medicamentos a base de niacina (vitamina B3) lograban impulsar el colesterol dañino, pero sus efectos secundarios los hacen intolerables para muchos pacientes.

Desde hace dos años se ha logrado producir de forma sintética la proteína apoA-1Milano, cuya mutación, descubierta hace tres décadas en ciertos habitantes de una aldea de Milán, permitía a los portadores mantener índices del colesterol dañino a la mitad de lo normal, con niveles tan bajos que resultan hasta peligrosos. La infusión de esta proteína sintética en las arterias logra disminuir la placa que las bloquea, con sólo un tratamiento semanal durante cinco semanas. Se trata del primer tratamiento descubierto que logra eliminarla.

La empresa fundada por los médicos que descubrieron esta promesa farmacológica fue adquirida hace dos años por el laboratorio Pfizer por 1.300.000 millones de dólares, lo que ha servido para rebautizar su hallazgo como la molécula del billón de dólares. El laboratorio trabaja en simplificar su producción, al igual que otra compañía llamada Lipid Sciences, pero al mismo tiempo Pfizer planea invertir 800 millones de dólares para impulsar un nuevo promotor del llamado colesterol bueno que bloquea la transferencia del malo. Se trata del torceptrapib, cuyos efectos se descubrieron a partir de un grupo de habitantes de una aldea de Japón con altísimos niveles de colesterol bueno por la deficiencia de una proteína llamada CETP.

Los investigadores consideraron que el nuevo descubrimiento ofrecía una alternativa a los pacientes que no pudieran tolerar los medicamentos a base de niacina, pero Pfizer ha decidido fabricarlo sólo en conjunción con Lipitor, su producto estrella que contiene este ingrediente. La excusa de la compañía es que la unión de ambos resulta en un tratamiento mucho más poderoso, pero muchos creen que la decisión tiene más que ver con la pérdida de la patente de Lipitor en EE UU, dentro de cuatro años, que con el beneficio de los pacientes.

En una fase mucho más preliminar, la compañía Roche desarrolla su propia fórmula de torceptrabib en un medicamento cuyo nombre clave es JTT-705. A su vez, Merck intenta reducir los efectos secundarios de la niacina, y otros investigadores trabajan en nuevos fármacos, denominados PPAR y LXR, que también prometen eliminar el colesterol de las paredes arteriales.

El científico olvidado

Los fármacos para el colesterol pueden ser el mejor negocio de la industria, pero el padre científico de éstos nunca ha visto un dólar. De hecho, el japonés Akira Endo, que descubrió la primera estatina contra el colesterol en 1973, ha sido relegado.

Su frustración con la empresa, que abandonó sus investigaciones, le llevó a cambiarla por la Universidad de Tokio Noko. El mayor error de Sankyo Co. fue compartir sus estudios, durante la fase inicial, con la multinacional Merck, que gracias a ello desarrolló el medicamento a partir de un hongo parecido al que había encontrado tras analizar más de 6.000. El científico olvidado tiene ahora 72 años, viven en un piso de dos dormitorios de Tokio y su colesterol alcanzó el año pasado los 155. Pero en vez de tomar los medicamentos a base de la estatina que él descubrió, prefirió bajarlo a base de ejercicio.

La explicación que dio al Wall Street Journal era un proverbio japonés que tiene un equivalente español: «En casa del herrero, cuchara de palo».