LA FERIA DE LAS VANIDADES
España la loca
España se ha vuelto majara y los primeros en dar el toque han sido los bancos. El dinero es miedoso y detecta el peligro en la sociedad donde se mueve
Mucho hablar de Carlos III como el rey progre y modernito , y esta España que va de guay por la vida se ha entregado al mítico y desgarrado ejemplo de la hija de los Reyes Católicos. Juana la Loca es la modelo de la España que camina por ese peligroso borde que bordea la locura. El mes de junio, que todavía anda por la mitad, está convirtiéndose en una vorágine que se lo traga todo, empezando por la razón y la mesura. De pronto nos ha entrado la fiebre de las dimisiones y las destituciones , de los ceses y los derrocamientos, de las mociones de censura y las emociones que algunos sienten ante la condena de alguien que fue poderoso en su momento, incluido su ingreso en la cárcel.
Las naciones y los pueblos son como las personas. Tienen su carácter y se mueven por impulsos y expectativas. España se ha vuelto majara últimamente , y los primeros en dar el toque han sido los bancos. El dinero es miedoso y detecta, con el olfato secular que lo acompaña, el peligro en la sociedad donde se mueve. Ya han encendido las luces de alarma. El Gobierno de Pedro el Perdedor está muy bien para los gestos , y es capaz de convertir una tragedia humana en un espectáculo. Que se entere la derecha de lo que hace la izquierda. Pero de ahí no pasa, porque no puede. La reforma laboral no se toca, con todo lo que han graznado de ella. ¿Por qué? Porque no pueden aritméticamente, por fortuna para… el PSOE. Derogarla supondría un crecimiento brutal del paro, así que se han librado de ese trance.
En esta España que se ha vuelto loca, un tipo que ha obtenido los peores resultados de su partido en la historia democrática contemporánea ha conseguido ser presidente del Gobierno. Por el contrario, alguien que ha ganado tres veces la Champions se va por miedo al fracaso, y el entrenador que le sucede en el banquillo no tiene empacho alguno a la hora de traicionar a la selección nacional en vísperas de un Mundial. El cuñado del Rey espera el momento de su entrada en prisión . Y el expapa del Palmar de Troya salta la tapia para robar y apuñala a un cura. Para colmo, el ministro de Cultura dimite por sus problemas con Hacienda, pero ningún ministro de Hacienda ha dimitido jamás por sus problemas con la Cultura. Todo en este plan. Todo es digno de una obra de Valle-Inclán . Esperpento puro.
La culta Alemania donde florecían los filósofos y las industrias, se volvió loca en su momento y le entregó el poder absoluto a un antiguo cabo del ejército, a un pintor mediocre y callejero que les vendió a sus paisanos un imperio por construir. Es un ejemplo palmario de las locuras que pueden padecer los pueblos. Al poco tiempo, el Reino Unido despachó a Churchill en las urnas después de que le hubiera ganado la batalla, y la guerra, a un tal Hitler. Aquí no estamos en ese plan, ni muchísimo menos, pero hemos caído en un estado entre gili y majara . El show no ha hecho más que empezar. No hemos escarmentado en cabeza propia. Hemos arreglado la economía y estamos empezando a tirar los logros por la ventana de los gestos y las pamplinas. Cada país tiene el Gobierno que se merece. Y viceversa.
