La escalera de Bahía Sur

Estéticamente, la estación de Bahía-Sur siempre me ha parecido muy bonita

Patricia Gallardo

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Soy fiel defensora del transporte público, siempre que este sea cómodo, eficaz y eficiente, pero sobre todo, asequible. Mi favorito siempre ha sido el tren, en todas sus modalidades, cercanías, MD y LD, así como los metros de las distintas ciudades que he visitado. Ahora estará también el tranvía, cuya opinión al respecto dejaré en cuarentena hasta que pueda hacer uso de él y del nuevo apeadero 'Río Arillo'. No obstante, si es como el de Lisboa o Sevilla, seguro que me gustará también. Siempre que mi destino tenga una estación de tren sin demasiados trasbordos hago uso del mismo, por lo que tengo la suerte de conocer muchas estaciones y apeaderos, algunos más funcionales (la gran mayoría hoy en día debido a las línea de alta velocidad) y otros más históricos, como la estación de Jerez, o que guardan reminiscencias del pasado como la estación de Atocha de Madrid, fiel ejemplo de la arquitectura del hierro que tuvo su auge allá por mediados del siglo XIX, y de las que se cuentan con numerosos ejemplos a lo largo de la geografía española; la antigua estación de Cádiz era de ese estilo, sin ir más lejos. Por lo que mi punto de partida suele ser la estación San Fernando-Bahía Sur, bueno ahora con el abono transporte también uso bastante San Fernando-Centro, pero eso ya tiene otra historia aparte. A lo que voy; estéticamente, la estación de Bahía-Sur siempre me ha parecido muy bonita, dentro de las modernas, que no tan funcionales como ahora procederé a aclarar, sus techos haciendo ondas cual olas de la bahía te da una sensación de calma, si la ves de lejos o desde la carretera te entran ganas, metafóricamente hablando, de surfear por ellas. Sin embargo, uno no sabe lo que tiene hasta que compara, y como siempre se ha dicho, las comparaciones son odiosas, pero no por ello algunas de ellas no dejan de ser verdad. Estas maravillas de ondas no protegen al viajero del frío o, de lo que es en realidad más incómodo, del viento y la lluvia, si bien es cierto que en la mayoría de las estaciones el acceso a las vías suele ser al aire libre, sí que suelen tener un parapeto o techo alto abovedado como es el caso de las estaciones de Valladolid o Sevilla Santa-Justa que protege un poco al viajero que espera los últimos minutos para subir al tren. El acceso a la estación de Bahía Sur tampoco ha sido cómodo, los ascensores son claustrofóbicos y algunas veces, no voy a ser tan injusta como para decir siempre, se estropean, las escaleras normales son bastantes empinadas y las ya famosas escaleras mecánicas externas (las de acceso a la vía no han ido mal nunca, al menos cuando yo he hecho uso de ellas) un despropósito. Si no estaban estropeadas, había que ser muy valiente para subirse con los extraños sonidos que hacía, que te daban la sensación de que se abriría un agujero en ellas y caerías a un foso igual que en el programa 'Ahora caigo'.

Mención aparte tiene el puente de acceso, de un lado tiene una rampa 'acaracolada' estupenda y del otro, nada semejante. Los ciclistas y las sillas de ruedas pensarán como yo: Si no va el ascensor… ¿qué? Así que me alegré mucho cuando empezaron las obras de la nueva escalera, tonta de mí pensando que pondrían una parte de rampa de esas que se mueven, pero que si se paran, al menos puedes subir arrastrando la maleta. Pero no, son solo escaleras (hasta donde tengo entendido). En fin, esperemos que estas funcionen bien 'a viento y marea', si no, nos vemos practicando parkour.

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