OPINIÓN
Gaditanos por el mundo
«Gaditanos por el mundo» que, aunque ahora estén desempeñando otras labores, no pierden vinculación con su tierra y desean ayudar a construir un Cádiz mejor
Todos hemos visto por televisión algún programa en el que nuestros paisanos que viven en un determinado lugar extranjero nos cuentan cómo es su vida allí: costumbres adquiridas, curiosidades, gastronomía, ocio, vivienda, relaciones personales, entre otras muchas cosas.
Hay programas de este tipo sobre españoles en general, sobre andaluces o madrileños, en particular, y sobre personas procedentes de otras muchas regiones españolas. Todos ellos, además de permitirnos conocer nuevas culturas, nos cuentan las bondades del lugar en cuestión, así como las renuncias personales que nuestros compatriotas o paisanos han hecho al irse al vivir allí. Concretamente, un amplio porcentaje de ellos al final del reportaje a la pregunta «¿volverías a casa?», responden que sí, que ojalá pudiesen volver.
Sin embargo, a pesar de eso, en estos programas no se hace hincapié en la conexión que tienen estas personas con su lugar de origen. No solo con la frecuencia que vuelven a él, sino si siguen participando de la vida de lo que allí ocurre. Es decir, si siguen aportando a su tierra natal a pesar de la distancia.
Son muchos «gaditanos por el mundo» los que están desarrollándose personal y profesionalmente lejos de Cádiz. Y, a pesar de que, en proporción, no somos tantos, estamos muy bien repartidos.
Tanto es así que muchos gaditanos, o personas con algún tipo de vinculación con Cádiz y su provincia dirigen u ocupan cargos de responsabilidad en empresas de renombre mundial, medios de comunicación o en el ámbito político. Por supuesto, también hay quien ha triunfado en el ámbito deportivo, artístico y gastronómico. Es decir, a nivel nacional e internacional, son muchos los que, habiendo volado de la Tacita, han tenido una exitosa carrera fuera de nuestras fronteras.
No es que estas personas no sean profetas en su tierra. Normalmente y, salvo por envidias concretas, suelen ser reconocidos en su tierra natal. Sin embargo, la pregunta es si Cádiz está siendo capaz de aprovechar ese talento que tiene fuera para que revierta, de alguna manera, en ella. Dicho de otro modo: si estamos siendo capaces de que nuestros «Salvatores» acaben levantando el «Cine de Alfredo», como ocurre en «Cinema Paradiso», aunque lo hagan, con las nuevas tecnologías, desde la distancia. No es necesario, ni siquiera, que estas personas vuelvan a vivir aquí, sino que aporten desde sus respectivas profesiones allá donde están.
En ciudades como Madrid o Barcelona es habitual que se formen «círculos» más o menos oficiales de personas que tienen en común que han nacido en un lugar determinado para tener contacto entre ellos y ayudarse mutuamente. La cuestión es cómo esos círculos podrían aportar de una manera más directa a su tierra natal. Porque muchos de ellos acaban siendo foros de discusiones e ideas, pero difícilmente, tienen una traslación de esas ideas al plano real.
Muchas de estas personas que los forman tienen, en su día a día, multitud de ocupaciones, pero no hay duda, de que estarían encantados de aportar a su ciudad: como embajadores, como cabezas pensantes o en cualquier ámbito. No obstante, por esa gran cantidad de ocupaciones es complicado que, de manera proactiva, sean ellos los que se impliquen en proyectos concretos.
Por eso, circunscribiéndonos al caso de Cádiz capital, el próximo alcalde tendrá el reto de ser capaz de contar activamente con esos «embajadores» que viven fuera de la ciudad pero que, en su día a día, llevan, indirectamente, el nombre de su ciudad allá por donde van, para que empujen también a que Cádiz se desarrolle.
Estos «gaditanos por el mundo» que, aunque ahora estén desempeñando otras labores, no pierden vinculación con su tierra y desean ayudar a construir un Cádiz mejor. Por ellos, por quiénes les precedieron, por el futuro de sus hijos y el resto de sus seres queridos.
