OPINIÓN

¡Viva la gente!

«'La gente pide, la gente necesita...' Me pregunto quién será la gente. ¿Todo el mundo es gente?»

Una manifestación en las calles de Madrid. EFE

JOSÉ LANDI

Recuerdo un grupo muy numeroso de hippies que cantaba como coro, con pocos instrumentos y una coreografía pánfila, scout. Se llamaba 'Viva la Gente', creo. Hizo fortuna en los 70. Creo que era una organización de esas que rescatan a chavales descarriados. Pestazo a secta . Miedo. «Si escucho una canción más, me hipnotizan y anulan mi voluntad», llegué a pensar. Luego aprendí que yo no tenía ninguna voluntad que anular.

Me he acordado del nombre estos últimos años al ver que vuelve (todo vuelve) a usarse el término «gente» como mantra incontestable y comodín comodón . Antes era 'pueblo' y también fue 'cambio'. «La gente pide.»; «La gente necesita.»; «Quiero que la gente.».

Me pregunto quién será la gente ¿A qué se refieren cuando usan el término? ¿Todo el mundo es gente? ¿Todo el tiempo? Todos somos gente varios ratos al día. La gente es despreciable. Lo sabemos porque todos lo somos decenas de horas por semana. Recuerdo a madres y abuelas madres -las que usaban tacos que las mías no podían ni pronunciar- advertirnos: «la gente es 'muija' de puta».

Existen redacciones llenas de gente que hace programas rellenos de ripios y bucles con sabor a niño muerto. Muchísima gente que escupe sobre la tele y la prensa pero se bebe esos programas , esos textos mugrientos, los consume, los financia, los justifica con la mirada.

La gente mata. Es gente, mucha, la que acude a los linchamientos, a las puertas del cuartelillo, a funerales y al juzgado por aburrimiento. Y la que vota a Trump y a Putin. Es gente la que se ha empeñado en recuperar la violencia ultra en el fútbol. La que la consiente, incluso aquí.

O la que llena de bilis internet. La que hace cola para todo (cuidado con las señoras 'very busy') y arrasa con playas y montes, genera océanos de plástico y mierda , contamina armada con coches, invade aceras montada en bicicletas para joder y disimular.

La gente dice que nadie le dice la verdad, que ya se pone ella a inventar embustes de terror con toda libertad. Las redes iban a dar voz a la gente para cambiar el mundo. Has visto esta semana, ésta también, lo que dice por esos dedos.

Lo mismo que antes por la boca. Es gente la que la que marea en cada pueblo a un toro y la que ríe la muerte de los toreros, la que convierte cada desgracia en un tablao en el que subirse para vomitar más lejos, en parábola. La gente que se consume atrapada junto a una valla y en el fango de un campamento. Conmueve a mucha gente un rato. Luego la gente se pone a lo suyo. Otra gente, mucha, vota y consiente a los ladrones que le salpican escupitajos al reírse. La gente que conozco, la que oigo y veo a diario, la que soy, es odiosa. Y odia a unos y a otros, por esto y por lo otro, que la cosa es odiar.

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