Opinión

Mi querido amigo anticapitalista

En Navidades gastamos más de lo normal. Cada año más que el anterior. Algo contradictorio

El consumo, santo y seña de la Navidad. Antonio Vázquez

En Navidades gastamos más de lo normal. Cada año más que el anterior. Algo contradictorio si tenemos en cuenta que cada vez hay más voces, sobre todo jóvenes, contrarias al modelo económico que «sufrimos». Yo los llamo: «mis queridos amigos anticapitalistas». Y es que entre ... familia, amigos y conocidos, hay quien cree así. Esta columna la dedico a ellos, con afecto, como si fuese un regalo navideño.

Más allá de su contradicción vital - recurrente - lo criticable no es la doble moral de aquellos que, «indignados» con el sistema, viven aprovechando sus ventajas. Nuestro esfuerzo, el de quien cree en la libertad económica, debe centrarse en desmontar las falacias que se vierten sobre este modelo.

Nada es perfecto y el capitalismo no lo es. Existen aspectos que deben de ser pulidos. Para eso hay expertos y yo, en absoluto, lo soy. Sin embargo, existen afirmaciones que se desmoronan con datos, a menudo desconocidos. Entre estos clichés hay tres que, posiblemente, sean los más llamativos:

El primero, que actualmente «los pobres son más pobres y los ricos más ricos». Falso: el Banco Mundial, en 2018, publicó que la pobreza global desde 1990, a pesar de la crisis económica, disminuyó casi en un 66%, llegando a su nivel histórico más bajo. Además, son los países con más flexibilidad económica los que experimentaron mayor disminución. ¿Casualidad?

El segundo, que la apertura del mercado es la causante de la crisis climática. De nuevo, los datos lo desmontan. Entre otros, los publicados por la Heritage Foundation y la Universidad de Yale, que muestran que los países más sostenibles son, generalmente, aquellos con una economía más abierta.

El tercero y último, relacionar economía libre con individualismo y aislamiento. Nuevo error: este mundo, más que nunca, obliga a trabajar en equipo y a necesitar a otros para poder desarrollarnos. ¿Quién conocemos que pueda sobrevivir sin nadie?

A pesar de estos datos, asociamos «liberalismo» a carecer de ética, mientras que idolatramos alcaldes que se definen «anticapitalistas» en su perfil de Twitter. Y no nos preocupa que, próximamente, en España, vaya a co-gobernar un partido que aún defiende la «Teoría del Valor-Trabajo».

El mundo ha tenido diferentes sistemas económicos y la mayoría incluían un control atroz del Estado. Ha sido la libertad de mercado, combinada con consensos sociales necesarios, la que ha generado el mayor periodo de prosperidad de la historia. Queda mucho por hacer, pero las soluciones que algunos proponen dinamitarían logros esenciales. Soluciones que no funcionan y no es, como dicen, porque nunca se hayan implantado globalmente, sino porque parten de un razonamiento erróneo.

Así que, querido amigo, estas fiestas te animo a preguntar a tus mayores si en su época tuvieron las comodidades actuales y si tus antepasados disfrutaron de tu capacidad de movimiento y tu calidad de ocio. Me atrevo a afirmar, que en el 99,9% de los casos la respuesta será negativa. ¿Seguirás creyendo en la maldad de los empresarios y en la bondad de quienes alzan el puño viviendo como marqueses?.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios