Una puñalada al corazón turístico

Los listados, tan comunes ahora en el periodismo digital, y los premios, tan antiguos, tienen exactamente el mismo prestigio que los elegidos para formar parte de ellos o para recibirlos. La eficiencia, el rigor de los que hacen estas calificaciones está en resultar creíbles. Todo el que conoce el resultado sabe que hay ausencias, que no cabe todo, que hay un cierto margen de error. Pero el hecho de estar dentro, si el listado es positivo, suele ser sello de cierta fama, algo de promoción y publicidad. En cambio, aparecer en una lista negra siempre supone una pátina de sospecha. Ayer, Ecologistas en Acción otorgaba diez banderas negras en el litoral andaluz en 2016 por contaminación o mala gestión. Casi la cuarta parte de las 47 banderas negras en España son andaluzas.

Entre ellas hay dos de Cádiz. Son la Bahía de Algeciras y la playa de Los Caños de Meca. La primera tiene un largo listado de problemas medioambientales derivados de la gran presencia industrial en la zona. Pero la segunda es una puñalada al corazón turístico de Cádiz. El pequeño informe que acompaña el veredicto dice que, además, la playa barbateña, mítica para muchos gaditanos, se lleva ese crespón por «mala gestión». Ecologistas en Acción dice haber encontrado «edificaciones en el dominio público marítimo-terrestre, sin depuración de las aguas fecales, sin red de abastecimiento de agua potable, sin alcantarillado, vertiendo sus aguas residuales al acuífero o al mar, con el acuífero costero contaminado». Según la versión de los denunciantes, algo muy parecido a una porquería. En la playa de la libertad, la del hippismo y el nudismo, la de la anarquía inofensiva, de arena, resulta que reina la guarrería que daña el entorno. Esto, a efectos económicos, sociales, laborales y culturales es un pecado, un pequeño crimen. Si la provincia tiene un patrimonio turístico y natural reconocido en toda España son sus playas. Gozan de un prestigio inigualable por su belleza, por su extensión y sus servicios. Son las protagonistas del cartel cuando se le pregunta a cualquier español por una visita a tierras gaditanas. Cuidar ese escaparate impagable es una obligación de todos, instituciones y ciudadanos, empresas y colectivos sociales. Son mucho más que un tesoro y no tienen repuesto.