El Apunte

Los primeros en las colas

Es inexplicable que el colapso en Asuntos Sociales siga intacto tres años después

Hace ya más de tres años que se denuncia, casi de forma mensual, el bloqueo que sufre un departamento clave en la administración municipal para atender a cientos de ciudadanos, quizás los más vulnerables. Colectivos como la Asociación Pro Derechos Humanos, algunos afectados o partidos ... de la oposición coinciden una y otra vez en alertar sobre el «preocupante colapso» que sufre la Delegación Municipal de Asuntos Sociales. Es un estamento clave del Ayuntamiento para ofrecer ayudas, en apartados tan sensibles como la atención a los ancianos, el pago de alquileres o de suministros energéticos básicos. El Gobierno local admitió desde 2016 que no tenía personal ni ideas suficientes para dar curso al creciente aluvión que le llega a diario. Pero cabe preguntarse qué ha pasado para que dos años después se sigan viendo las colas, para que el colapso se siga haciendo tan evidente. Casi mejor sería preguntarse qué no ha pasado porque no ha debido suceder mucho en este mandato municipal para que los mismos atascos se contemplaran hace tres años y de nuevo ayer mismo, sin interrupción.

Cierto que el empobrecimiento y el envejecimiento de la población en la ciudad viene de lejos y es rápido. Pero tampoco ha podido acelerar tanto en los últimos tres años (de recuperación económica, del consumo y el empleo) para que el Ayuntamiento sea incapaz de localizar el problema. Otra opción es la mala gestión. Aunque el actual equipo de Gobierno culpe de todo a los predecesores, ya lleva tres años y medio con la responsabilidad y si ha detectado que faltaba personal era su obligación corregirlo cuanto antes. Es más, ha tenido tiempo de hacerlo. Como tercera posibilidad (quizás se trate de una combinación de las tres) aparece que el Ayuntamiento haya hecho bandera de la ayuda social como única prioridad. Eso de hablar de la gente a la que hay que sacar de la pobreza con las ayudas como única opción puede entenderse como un aliciente para solicitarlas en mayor medida.

Con esa actitud, obvian una premisa innegociable: el objetivo es que cada año sean necesarias menos ayudas para alquileres, luz o alimentación, juguetes, material escolar o sanitario. El objetivo es que, cada mes, cada día, menos gaditanos necesiten las muletas, sean municipales, autonómicas o estatales. De nada vale proclamar un gasto enorme en ayudas. De nada sirve declararse el más social. Viene a ser el certificado de que los problemas permanecen intactos tantos años después. Peor aún, crecen.

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