OPINIÓN

Paridad parida, parida paridad

La brecha realmente existente es la que provoca la maternidad, que repercute en otros índices

Calle Feduchy esquina Cardenal Zapata, junto a la Farmacia, una chirigota callejera. Integrada por once féminas, todas tituladas superiores y todas despotricando de las cosas que ven mal. Nada que ver con el execrable manifiesto fundamento en España del movimiento feminista del otro día. Todo ... lo contrario. Hicieron una alabanza al Estado social y de derecho existente en España. La libertad como baluarte de los principios fundamentadores del Estado y acompañándolo, el de igualdad. Igualdad de oportunidades, no de resultados . Insistían en sus cánticos en la malicia que supone el igualitarismo pretendido por la izquierda más rancia.

Siguiendo con su recital, aludían a la encuesta publicada días atrás. Síntesis de la misma, a las mujeres españolas lo que más le preocupa es su peso. O sea, estar gorda. Ello por encima de su sueldo, incluso de sus pechos. Los hombres, acreditamos una vez más preocupaciones distintas. Primero el sueldo y luego la calvicie. Así es que estas son nuestras preocupaciones patrias. No sé sí por banal o prosaico, en la pancarta estratégicamente porteada por ministras y «mandamasas» de Podemos, no se hacía alusión a revelarse contra el «régimen» (de adelgazamiento) que oprime a las mujeres para quedar satisfechas con su silueta.

Se dirigieron entonces las chirigoteras a la calle Marqués de Valdeíñigo, apostándose sobre la pared del restaurante ‘La gorda te da de comer’. Reconozco que el movimiento táctico-chirigotero había sido perfecto. Me quito el sombrero con el ingenio, la inteligencia, el saber estar y la belleza del grupo. Además, eran libres para hacer lo que les viniese en gana y decir lo que quisieran. Estaban en el país que ocupa el puesto décimo sexto en el ranking de democracias, según ‘The Economist’.

El Instituto Georgetown, sitúa a España como el quinto país con más bienestar para las mujeres . Lo que es aseverado por el Instituto de Investigación de la Paz de Oslo. Sin embargo y según la ONU, España ocupa el décimo quinto puesto en el índice de desigualdad de género, mientras que el Instituto Europeo de la Igualdad de Género mantiene que España supera el promedio de la Europa de los 28. Es aquí en mi opinión donde las políticas públicas tienen que incidir. La brecha realmente existente es la que provoca la maternidad, que repercute en otros índices. Tiene que ser una política de Estado, contemplada desde ya y con vistas al largo plazo.

El objeto de la misma, la dotación de medios financieros suficientes, para que las contrataciones de mujeres supongan una situación neutral en cuanto a los costes para las empresas . Ese sobrecoste debe ser socializado. Y ello se justifica en un doble motivo. Primero, por una mera cuestión de justicia material para con las mujeres, haciendo realidad el principio de igualdad consecuencia del de su libertad personal. Y, en segundo lugar, porque la demografía es un problema de Estado, no solo un «problema» relacionado con maternidad o familia.

El «manifiesto», producto de la caverna marxista-leninista, venía a decir en opinión de la activista Montero Corominas, que la causa de la mujer es directamente proporcional a la causa anticapitalista. Lo que es antitético con la realidad. Los países que acreditan mejores rankings en el bienestar personal y social son democracias liberales que se desenvuelven en economías capitalistas.

El capitalismo ha demostrado desde la incipiente modernidad, hace cuatro siglos, ser la forma más eficiente de crear riqueza . Lo que se consolidó con la Revolución Industrial. Considerándose la forma más eficaz de erradicar la pobreza, precisamente la lacra que impidió a lo largo de la Historia el desarrollo de la mujer y lo que con ello conlleva sobre discriminación. De ahí que, sin dudas, proclamemos contradicción ‘in terminis’ el «feminismo anticapitalista». Sólo ello es producto de la propaganda y los eslóganes de pandereta que tanto gusta a la rancia y cavernícola progresía española.

La egabrense por antonomasia, que es de Cabra y por las cosas que dice parece estar como una cabra, manifiesta que el feminismo es una ideología progresista. Sin embargo, en la Teoría política existen infinidad de «feminismos»: marxista, socialista, racial (de todos los colores) …Hasta llegar al llamado «lesbianismo político», según el cual la heterosexualidad es un «constructo» de la cultura dominante, concebido para mantener el sometimiento de la mujer. De tal forma que toda relación sexual con un hombre, es una manifestación de la política masculina y aquellas mujeres que «fueran culpables de acostarse con el enemigo», no podían ser consideradas feministas. Así es que, el lesbianismo o el celibato eran las únicas soluciones…No sé si esta teoría política nació en Cabra, pero desde luego sus precursores están como una cabra. Investigaré si los egabrenses tienen o no que ver con ella.

Cada persona es un mundo. El mundo es de todos. Sólo la libertad impulsa su desarrollo, acompasado con la medida de igualdad de oportunidades. Así se garantiza que el mundo avance. La igualdad de resultados, contrario a la libertad, tiende a la parálisis y por ende al inmovilismo. El mundo se para, retrocede y colapsa, porque su diseño natural es el del continuo movimiento gravitacional. Y para garantizar el movimiento hay que romper para siempre las limitaciones laborales intrínsecas que supone la maternidad . Solo así España será un país de ciudadanos libres.

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