Opinión

Magnánimo monopolio coronario

No soy socialista, pero mi corazón está a la izquierda

Fernando Sicre

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No soy socialista, pero mi corazón está a la izquierda. Tenerlo a la derecha sería una anomalía de ubicación, no necesariamente funcional. La moral, la ética y el marketing son apropiaciones de la izquierda por antonomasia, no por naturaleza. Desde época inmemorial, la progresía se apropió del mensaje, del buenísimo y del buen rollo. La superioridad moral de la izquierda es un hecho, que no un derecho de apropiación.

Quizás todo parte del mensaje sintético que transmite cada opción política. «Al liberal le interesa más la eficiencia que la justicia, el conservador otorga prioridad al ‘statu quo’ y el izquierdista exige corregir las diferencias para que todos los seres humanos disfruten de una vida plena y autónoma». Es el mensaje ético-moralizante del marketing esgrimido desde años por los que tienen un corazón tan grande que no encuentra acomodo en la caja torácica.

Corazón y azúcar, dos conceptos manidos pero eficientes a la hora de transmitir el anuncio publicitario de cada día. Ahora el puño no toma una rosa. Agarra una lata de ‘aquarius’, por supuesto de naranja, que el limón es ácido. Mañana será de coca cola, pasado mañana de fanta y el otro será de red bull. Son refrescos preparados a base de fructosa o sacarosas, cuando no de acidulantes, colorantes, antioxidantes, estabilizadores y conservadores. Vamos, azúcares cuyo consumo puede ocasionar serios problemas de salud. La diabetes tipo 2 y la gota son dos ejemplos de sus efectos perniciosos entre otros. Las isotónicas glucosadas o energéticas, además del suplemento mineral y un especial regusto dulzón que engancha a su consumo, terminan por provocar en ocasiones intolerancia y vómitos…hace dos semanas que España es puro anuncio, auténtico marketing. Gobierno con 65% de mujeres, solo equiparado con el parlamento ruandés con un 77% de féminas. A ello se suma Venezuela, de los diez nuevos ministros seis son mujeres. Miren, en Alemania gobierna Merkel, en Gran Bretaña tienen una reina y en su día gobernó Thatcher, en Dinamarca la primera ministra es una gran dama… y podíamos llegar hasta Qatar, donde tienen Jequesa que tiene grandes cualidades a la vista de todos. En España gobierna un hombre, como en Ruanda. Un proverbio tradicional ruandés dice que «las gallinas no cacarean cuando hay un gallo delante». Su presidente, Paul Cagane, experto en marketing político gobierna desde hace quince años, permite cacarear a las gallinas, de qué, de cómo y cuándo a él le interesa. Menudo gallo con espolones. Aquí, en nuestro país, el experto es el Jefe de Gabinete, mercenario de la profesión, que ha debido recomendar al jefe su desaparición, incluso del plasma, después de su fallido gabinete y la dimisión del primero de ellos por corrupción. Rápidamente vino lo del ‘aquarius’, que apartó mediáticamente del telediario al colaborador rosa, por el tipo de tertulia donde trabajaba y por su jefa en la 5, Ana Rosa.

A continuación, el Gobierno anunció que a todos le será reconocido el estatus de asilo. Luego vino la sensatez indicando que le serán aplicados la legislación vigente. Menos mal, porque el Gobierno podía ser sentado como colectivo en el banquillo por prevaricación. Su imputación colectiva hubiera originado su dimisión y no por moción de censura. Otro ministro se encuentra imputado y de momento no ha dimitido. Para aliviar mediáticamente la cuestión, sacarán en breve a Franco de su tumba. Y lo más escalofriante y terrorífico, se anuncia por la íntima del Juez prevaricador por excelencia, la creación de una Dirección General de Cooperación Jurídica Internacional, Derechos Humanos y Relaciones con las Confesiones, para reforzar los mecanismos que tratan de garantizar el acceso a la verdad en casos relacionados con la dictadura franquista y su sistema represivo.

La «verdad» por Real Decreto… En fin, razones de espacio me impiden seguir. Sólo una cosa, contra el gran corazón exclusivo de la izquierda, la eficacia, la eficiencia y la legalidad…sin corrupción y con valentía. A contrario de lo que hasta ahora también ha habido. A pocas palabras buen entendedor…

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