Javier Fornell

Y no hablamos de fútbol

Se les ha exigido tanto que caer en semifinales frente a una de las mejores Italias de su historia futbolística es un fracaso, cuando después del primer partido pocos aspiraban a llegar a octavos

Javier Fornell

La selección española nos ha dado un ejemplo de lo que es ser un equipo, unido, profesional, voluntarioso y trabajador. Desde que Luis Enrique diera su lista, el seleccionador que hay en cada uno de nosotros comenzó a desgranar los defectos de la convocatoria. Se ... acusaba a la Roja de parecerse más a la Rojita, con jugadores que bien podían competir en la sub-21 (y alguno hasta en la sub-18) casi desconocidos para un gran público que no sale del fútbol televisado español.

Pero este grupo de niñatos, comandados por dos veteranos como son Jordi Alba y Busquets nos han dado un ejemplo de lo que es la realidad de la vida. Sí, han caído en semifinales, pero lo han hecho fieles a su estilo. Un estilo que podrá gustarnos más o menos, pero que han defendido con todas sus consecuencias. A pesar de que algunos jugadores, como Morata, se hayan visto atacados en redes por sus errores. Ya se sabe, la viga en el ojo propio nunca se ve.

Se les ha exigido tanto que caer en semifinales frente a una de las mejores Italias de su historia futbolística es un fracaso, cuando después del primer partido pocos aspiraban a llegar a octavos. Y dos figuras se han levantado por encima de las demás: Unai Simón que con 24 años se repuso a un fallo garrafal que hubiera hundido al más experimentado y que con sus paradas nos ha llevado a semifinales. Y Pedri, un imberbe de 18 años que se ha echado el equipo a las espaldas dando un golpe sobre la mesa.

Una mesa que debería servirnos de espejo a mucho, ya que los valores que ha demostrado esta selección deberían valernos a todos. Ahora que la pandemia vuelve a cebarse en nuestro país, con miles de jóvenes saltándose las restricciones y las medidas que todos habíamos cumplido, me pregunto que hubiera sido de nosotros si hubiéramos sido como la España de Luis Enrique. ¿Se imaginan?

Haber tenido un timonel al frente del gobierno que se hubiera mostrado coherente en sus decisiones, apoyándose en un cuerpo técnico real que ofrecieran lo mejor de sus expertas carreras para salir de una grave crisis. Esa que nos dejaba el vacío de Iniesta y su quinta y que en nuestra España se traducía en viaje a la nada, sumidos en una grave crisis económica, de salud e institucional. Qué hubiera sido de nosotros si los más jóvenes, como Pedri, Eric Garcia o Ferrán Torres, hubieran aceptado la experiencia de los Jordi Alba, Busquets o Morata para encontrar un punto intermedio entre los intereses de todos. Entre salir de viaje de fin de curso y salir a trabajar; entre irse de copas e ir a ver a los abuelos con seguridad en todos los casos.

Pero España no es como la selección. Somos más parecidos a Sálvame y nuestro presidente se acerca más a Jorge Javier Vázquez que a Luis Enrique. Somos más de gritarnos entre nosotros, sacándonos las miserias, que, de luchar a una, presionando arriba desde el minuto 1 hasta el 120. Lo bueno es que, como a la selección, aun nos queda mucho camino y si, como ellos, seguimos trabajando, al final la suerte nos sonreirá y volveremos a vernos las caras sin miedo.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios