Javier Fornell

Mortadelo y Filemona

El español buscar cualquier excusa para hacer el candado y llenar de memes y videos las redes

Javier Fornell

Si Ibáñez hubiese escrito un cómic paritario seguramente se hubiera llamado Mortadelo y Filomena. Y esa Filomena hubiera dado momentos tan surrealistas como los de su tocaya convertida en ola de frío y en tormenta de nieve en Madrid (y en el resto del país, ... aunque eso parece no contar). Aunque también hubiera retratado la verdad de esta tierra nuestra, ya que Ibáñez sabe captar qué es ser español: buscar cualquier excusa para hacer el candado y llenar de memes y videos las redes. Al fin y al cabo, somos el país de Chiquito de la Calzada y el gran Paco Gandía, que transformaban lo rutinario en risas.

Y así, con la risa, hemos pasado los inconvenientes de un frío que por estos lares del sur hacía casi un año que no sentíamos pero que este año nos parece aún más frío que nunca. Y puede que lo sea, pues el cambio climático trae estas consecuencias: que la nieve convierta a Madrid en una ciudad apocalíptica y que nuestro mes de invierno baje de los 10º para llegar a unos carnavales que este 2021 deberían tener sol y pocas coplas.

Estos días, aquí, hemos convivido con fotos espectaculares y la envida de no poder hacer muñecos de nieve, aunque podamos hacerlos de arena el resto del año; tampoco hemos podido sacar los trineos a pasear, pero por suerte las palas aquí solo son de paddle surf y nos hemos ahorrado doblar el espinazo para limpiar las casapuertas. Aunque tampoco hayamos podido hacer batallas de bolas de nieve nos hemos ahorrado otras imágenes bochornosas en plena pandemia mundial.

Desgraciadamente, aunque la mayoría hemos pasado estos días entre risas y mantas (y películas con palomitas), también hay otros que han vivido la realidad de esta ola de frío. Pero en el norte si lo han pasado mal. Y quienes peor lo han tenido son los que se llevaron horas encerrados en sus coches en las carreteras, con especial dolo en Madrid. Allí, en la M-40 y la M-30 muchos trabajadores quedaron atrapados en una ratonera de nieve. Aunque también hay que decir que muchos de ellos ignoraron las advertencias de la AEMT lanzándose a esas mismas carreteras.

Precisamente allí es dónde ha ocurrido uno de los hechos más curiosos y, a la vez, significativos de esta España nuestra. Muchos propietarios de 4x4 decidieron actuar de voluntarios para trasladar a enfermos a hospitales, llevar comida a quienes estaban atrapados o recogerlos para devolverlos a sus hogares. Algo que debería ser reconocido y alabado. Lo que nadie se esperaba es lo que comenzaron a denunciar ayer: los taxistas madrileños les han apedreado, destrozado ventanillas y amenazados de tal manera que han optado por dejar de ayudar.

Es lo absurdo de esta España nuestra del buenismo y el bronquismo. Que cuando menos te lo esperas, cuando las risas están más altas, se ataca a aquellos que actúan de buena fe en nombre de una mal entendida defensa de tus derechos y se nos recuerdan que somos españoles y que, con nieve o sol, en este país se resuelven los problemas a palos.

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