El Apunte

El himno y el silencio

El Gobierno local ha vuelto a demostrar que su especialidad son las poses y la nadería

La Voz de Cádiz

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Durante los 40 años de recuperada democracia, el déficit no se ha corregido. Y es que la administración española siempre fue poco municipalista. Le falta tradición y la herencia centralista o la nueva realidad autonómica en pleno debate, que atrapa toda la atención, aún mantienen una fuerte inercia que eclipsa a los gobiernos locales. Los ayuntamientos tienen un margen de maniobra limitado en los aspectos de la vida colectiva que más interesan y afectan a la ciudadanía: sanidad, educación, empleo, industria, seguridad... Los alcaldes y concejales lo admiten cuando se ven muy apurados pero lo niegan una vez tras otra en las campañas electorales para que los votantes olviden durante dos semanas sus limitaciones presentes y futuras.

Pero, con ser estrecho y mejorable, tienen margen de maniobra. El equipo de Gobierno llegó al poder municipal hace ya tres años hablando del poder de la gente, de la supuesta pobreza infantil generalizada, de vivienda, solidaridad y justicia, de libertad, empleo y progreso. Como si esto estuviera en manos de un consistorio de talla pequeña. Cuando, 30 meses después, ha llegado el momento de la gestión y los hechos, la mayoría del análisis que puede hacerse es hablar de fiestas como el Carnaval, de disfraces y reglamentos, de banderas, procesiones, fiestas en la playa y, por último, de himnos. Eliminar la palabra ‘España’ del acto del 28 de febrero es tan absurdo como sintomático. Demuestra que para los actuales responsables municipales todo son gestos, anécdotas, símbolos y naderías. Ni un número, ni un proyecto tangible y visible. Mientras otros ayuntamientos de capitales andaluzas presentan obras, se preparan para cortar cintas, mientras otras localidades bracean por conseguir proyectos industriales que buscan pista de aterrizaje, mientras otros se exprimen la cabeza en busca de riqueza, aquí, en Cádiz, en el presunto tercer mundo español donde los niños famélicos necesitaban ayuda para comer (según el ideario de Podemos) las prioridades son los cánticos o las banderas, o las estatuas.

La urgencia es modificar un himno y quitar cualquier referencia a la condición española. Y pronto llega la Semana Santa, campo ideal para gestos y rituales en este Gobierno local. Si los hechos hablaran, en esta ciudad reinaría un silencio atronador.

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