EL APUNTE

A la espera de septiembre

Para confirmar la esperanza que dan cinco meses de bajada del paro hay que esperar a las cifras tras el cierre de agosto

Hace mucho tiempo que es una evidencia. Los datos demuestran que es una realidad incontestable: el desempleo es un problema estructural de la provincia de Cádiz . También, aunque en menor medida, en el resto de Andalucía y en la mitad meridional de España. ... Es crónico. Es tan antiguo que habría que remontarse décadas, tantas que la comparación carecería de rigor. Habría que mirar a tiempos predemocráticos para encontrar porcentajes que no provocasen alarma pero aquella economía, aquella sociedad, es incomparable con la actual. Con todo, durante los últimos 50 años, el paro en esta tierra es tan resistente y grave que resulta inútil hacer valoraciones mensuales, hablar de unas pequeñas subidas o bajadas. Incluso en términos anuales, las variaciones suelen ser muy pequeñas, siempre sometidas a la temporalidad de sectores clave como el turístico y la vigente temporada turística. Así que el hecho de que las oficinas del Servicio Andaluz de Empleo registrasen casi 4.000 personas menos durante el pasado mes de junio supone un cierto alivio pero nunca es suficiente. Son cinco meses consecutivos de bajadas y esa es mejor noticia. También resulta esperanzador que para encontrar una cifra de desempleados mejor, total, en la provincia hay que remontarse a octubre de 2008.

Los contratos temporales de comercio y hostelería que propicia la campaña turística son la causa evidente. Hasta a esos vaivenes del sector servicios (tan notables también alrededor de Navidad, en Semana Santa y, sobre todo, en verano) estamos habituados ya. Están previstos y descontados. Pero conviene tener presente que la situación mejora. Poco, lentamente y dentro de unos números preocupantes en la provincia de Cádiz, pero mejoran. Como ya se han encargado de traducirnos los expertos es el junio «menos bueno» en muchos años y eso enfría la esperanza de que la tendencia sobreviva a septiembre. La cifra, aunque venga de un paisaje muy duro desde hace muchos años, viene a confirmar que la recuperación es sólida. Por contradictorio que parezca y aunque los efectos aún no lleguen con la intensidad deseada a las familias, los números son mucho menos rojos que en los últimos diez años. Para confirmar la alegría, eso sí, habrá que esperar al cierre de agosto.

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