Entre la utopía y 10.000 familias

Están solos pero cuando alguien se cree iluminado suele ser perseverante. Y en Podemos, abundan. Los líderes nacionales de la formación, con la omisión cómplice de los cargos locales, se oponen a que Arabia Saudí firme un contrato millonario con Navantia. Supondría garantizar la carga de trabajo para los próximos años y la supervivencia laboral para las plantillas o las empresas auxiliares, tan vulnerables en la Bahía de Cádiz. Sin embargo, organizaciones pacifistas y ecologistas, con el apoyo de Podemos, rechazan el acuerdo. Consideran que sería dotar de armas o material bélico a un país que desequilibra la paz en Oriente Medio. Como si hubiera tenido paz aquella zona del mundo en los últimos 50 años, como si no hubiera empresas de todos los países democráticos y occidentales, ricos y progresistas, dispuestos a recibir ese acuerdo y cumplir con el encargo.

Hasta el PSOE, poco sospechoso de belicismo o materialismo tras su célebre alianza de civilizaciones, respalda este acuerdo por considerarlo fundamental para la industria naval de la Bahía de Cádiz. Jesús Peralta, presidente del comité de empresa de Navantia en San Fernando, ha sido el más claro. Ha pedido a Pablo Iglesias y su coro de utópicos «que se callen, por favor» y les ha recordado que son 10.000 las familias que podrían estar jugándose la subsistencia. Habla de un contrato, casi firmado, que asciende a 3.000 millones de euros. La contraposición entre utopía y estabilidad económica muestra la fragilidad ideológica de Podemos. Con una mano, clama contra la pobreza de niños y padres, contra la imposibilidad de pagar viviendas o energía por parte de muchas familias españolas. Con la otra, pretende que un ideal de paz mundial tan inconcreto como discutible cierre las vías de llegada de una riqueza que daría prosperidad a muchas de esas familias. Es cuestión de aclararse.