OPINIÓN

Un contrato y un dilema

La obra de las corbetas saudíes vuelve a estar en el aire tras la misteriosa muerte de un periodista disidente con el régimen de Arabia

El contrato de las corbetas saudíes vuelve a estar en el aire. El Gobierno español comunicará este miércoles si mantiene el acuerdo naval suscrito con Arabia el pasado abril y rubricado en julio después de confirmarse la muerte de un periodista disidente con el régimen en el consulado saudí de Estambul. La reacción internacional a la muerte de Jamal Khashoggi no ha tardado y ha sido el Gobierno alemán de Merckel el que ha dado un paso al frente anunciando la paralización de la venta de armas a Arabia Saudí. La muerte del periodista resulta lamentable para la democracia europea porque ha estado envuelta en un asunto que ha tratado de ocultar el Gobierno de Riad. Finalmente, la verdad ha llevado a reconocer que el reportero murió durante un interrogatorio, aunque todavía están por aclarar algunos espinosos temas de esta muerte. La Unión Europea ha respondido de manera desigual al turbio episodio de la desaparición del periodista saudí en el consulado de Riad en Estambul. Tras un primer comunicado de los mismos países que lo suscribieron el pasado domingo —y que España no fue invitada a apoyar—, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, emitió el sábado un comunicado de condena. Mogherini exigía «una investigación creíble y transparente, que arroje luz sobre las circunstancias» de esa muerte. El comunicado español, emitido unas horas antes que el de la alta representante, se limitaba a destacar el mensaje de la ONU que pide a «los responsables de estos gravísimos hechos que respondan ante la justicia tras una investigación exhaustiva y transparente». Este embrollo deja en el aire el contrato naval con Navantia. La constructora española tendrá que esperar al miércoles para saber si finalmente el Gobierno español sigue los pasos de Alemania o, por el contrario, resuelve su dilema y opta por el empleo en los astilleros de Cádiz. El principal enemigo del Gobierno español es precisamente su socio, Podemos, cuyo secretario general, Pablo Iglesias, ya ha anunciado la necesidad de cancelar las relaciones con Arabia Saudí tras la muerte del periodista. Esta opción abre en la Bahía un melón en el que se aclara desde las filas de la plantilla del astillero que Navantia hace barcos y no interfiere en la política internacional de sus clientes. De esta forma, se trata de salvar los muebles y seguir adelante con un contrato millonario para España que traerá empleo a la Bahía.

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