Antonio Ares Camerino

Colas

Lo mismo puede ser el apéndice, en la parte posterior del cuerpo, que es la prolongación de la espina dorsal de muchos animales vertebrados, que el conjunto de plumas largas de la parte posterior del cuerpo de las aves

Antonio Ares Camerino
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Lo mismo puede ser el apéndice, en la parte posterior del cuerpo, que es la prolongación de la espina dorsal de muchos animales vertebrados, que el conjunto de plumas largas de la parte posterior del cuerpo de las aves. Igual es el apéndice alargado de una cosa que el final o extremo opuesto a la cabeza o la parte delantera. También incluso, aunque casi siempre en diminutivo, nos podemos referir a ellas para identificar el órgano sexual masculino. Con ese nombre se identifica a toda sustancia fluida, hecha de resinas sintéticas por medio de cocción que se aplica entre dos cosas y que una vez endurecida las mantiene unidas. Las hay de caballo, de rata, incluso hay cosa que la traen de serie.

Pero aquí nos vamos a referir a esa serie de personas puestas una detrás de otra esperando un turno, que puede tardar en llegar.

La cola formada por los aficionados al Concurso Oficial de Agrupaciones en los alrededores de las taquillas del estadio Ramón de Carranza ha puesto de manifiesto las verdaderas preocupaciones y demandas de una parte no desdeñable de la ciudadanía gaditana. Como si de un campo de refugiados se tratase, permítanme el símil, decenas de personas han pasado a la intemperie, al raso de noches de invierno, varios días esperando el turno para poder comprar las tan deseadas entradas, a sabiendas que no habrían existencias para todos. Se han pertrechado con mantas y viandas, han mantenido en vilo a las redes sociales con sus comentarios ingeniosos y se han protegido de las inclemencias del tiempo con útiles de plásticos improvisados. Pocas cosas, incluso las reivindicaciones de demandas del estado del bienestar, suscitan tanto interés como el Carnaval. En Cádiz siempre se han formado colas cuando de conseguir algo gratis se trata, pero no es este el caso. Los precios de los abonos y de las entradas para el Concurso de Agrupaciones de 2016 no son precisamente baratos. Y sin embargo, ahí estaban los aficionados.

El ingeniero danés Agner Krarup Erlang, a principios del siglo XX, creó la ‘Teoría de las colas’. Con un procedimiento matemático municiono analizaba las líneas de espera, para concluir que las sociedades que hacen muchas colas expresan su fracaso y su falta de eficacia. Las colas son sinónimos de escasez, de carestía, de cartillas de racionamiento, de especulación con lo básico, de estraperlo.

Las grandes colas tienen que ver con el desabastecimiento de productos básicos, con el furor de ser el primero en adquirir el último modelo de telefonía móvil o con asistir a eventos relacionados con temas de culto. Las de Venezuela a las puertas de supermercados con pocas existencias de alimento o de productos de higiene personal, las de las tiendas de Apple esperando el último modelo de iphone, ipad o appel watch o las de los seguidores de la saga de Star Wars son de las colas más famosas. Las que causan vergüenza son las que se están produciendo a las puertas de esta Europa reaccionaria e insolidaria. Sus gobernantes están dispuestos a no acoger más refugiados y a reubicar a los que están con cuentas gotas. El caldo de cultivo de la xenofobia está en la cola.

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