OPINIÓN

La ciudad, sin cuentas y con cuentos

De repente, sin más, el alcalde dice que en enero al fin habrá presupuestos

La Voz de Cádiz

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El alcalde de Cádiz anunció ayer –por sorpresa y sin ningún indicio que respalde su pronóstico– que el Gobierno local que preside tendrá nuevos presupuestos con el comienzo de año. Para tapar el perjuicio y el bochorno que supone seguir sin cuentas en la administración local, el regidor dio el enésimo salto al vacío sin aclarar con qué apoyos cuenta ni qué consecuencias tendrán esos hipotéticos respaldos. Voluntarismo puro. Seguro que sí, ya veréis, lo que yo os diga, parecía susurrar José María González bajo sus frases más formales. Pero no tiene crédito. De ningún tipo. El Ayuntamiento de Cádiz se enfrenta al riesgo de que las cuentas municipales, los presupuestos de la administración local, cumplan dos años prorrogados, sin cambios ni directrices que puedan aplicar las prioridades de los nuevos gobiernantes.

El alcalde sabe que está en la obligación de pisar el acelerador y de ahí su anuncio de ayer, que ya no sirve para recuperar el tiempo perdido en el hipotético caso de convertirse en una realidad. Las cuentas prorrogadas proceden de 2015 y agotar 2017 sin unas nuevas sería un fracaso sin paliativos. Ni siquiera se han justificado las de 2016, como una y otra vez denuncia la oposición. Este fiasco no se podrá achacar a ningún complot periodístico ni a las oscuras fuerzas del IBEX-35. Es un tropiezo completo, responsabilidad única de los primeros responsables. Los dirigentes municipales lo saben, es obvio que estas cuentas ya han quedado obsoletas y se necesita un nuevo guión de ingresos y gastos que avale la solvencia del Consistorio.

El alcalde cuenta con el inconveniente añadido de que su mano derecha y concejal de Hacienda, David Navarro, está reprobado. La oposición socialista, imprescindible para el trámite, no quiere negociar con él. Han prometido, los dos, demasiadas cosas que no han cumplido y el tiempo apremia. Los ciudadanos, la oposición, las empresas, los bancos no se fían de las palabras. Quieren hechos. Y llevan demasiado tiempo esperándolos. La redacción de un nuevo presupuesto para un gobierno en minoría no es tarea fácil.

La fuerza clave de la oposición, los socialistas que pueden ser la llave para que ese proyecto salga adelante pero se han mostrado siempre extremadamente críticos. El acuerdo parece muy lejano pero ayer, de repente, las posturas parecieron acercarse. O eso quiere dar a entender sin el menor dato el alcalde de una ciudad sin cuentas.

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