OPINIÓN

La chirigota electoral, blam blam

En esta Rapa Nui de piriñaca que es Cádiz, todo es Carnaval: las elecciones, también

Cádiz es el ombligo del mundo, la tierra de los hombres. Sólo hay que darse una vuelta por la Alameda para descubrir, entre alheñas y tuyas, que es una Macondo de papas aliñás o, para quien tuvo que dejarla y sueña con volver, una Ítaca ... con Penélopes de bingo y Caleta. Para mí, cuando la recorro por esa frontera de trazo grueso y salado que es el Campo del Sur, es más una Rapa Nui de piriñaca o la Isla del Cuplé. Inventemos los nombres, derivarán los nomenclátores que ya vendrá alguien a cambiar. Y a ponerles zona azul, porque nadie dijo que aparcar en el paraíso fuese gratis.

En esta patria de lo imposible tenemos hasta nuestros dioses (ya saben, esa triada capitolina que es Paco Alba, Mágico González y la Uchi) y un código propio que mide todo en Carnaval. Dentro de mil años, cuando los nietos de nuestros nietos nos excaven, encontrarán (junto con los nombres de políticos de medio pelo que fueron inaugurando un Cádiz caducado) grabado en piedra ‘Carnaval est mensuram omnium’. El Carnaval es la medida de todas las cosas. «Eso es del año en que el Selu sacó los banqueros», «Esto dura más que el popurrí de un coro» o «Hay menos gente que un romancero» pueden ser medidas que despisten al extranjero, pero con las que el gaditano se encuentra cómodo y seguro.

Porque todo, absolutamente todo, es Carnaval. Por ejemplo, la campaña electoral ha sido vivida como si cada formación fuera una agrupación. Se esperaba unos pasodobles con la musiquita de otros años, se aplaudía a los del barrio y se fruncía el ceño cuando los de fuera nos querían enseñar a hacer nuestro Concurso. En los corrillos se echaban de menos cosas cercanas al día a día y no tanta referencia a la series y películas. Nos hemos reído con los estribillos faltosos de algunos candidatos e incluso hemos comparado ciertas partes del repertorio con algunas de las comparsas que más nos hicieron llorar en los años del Franquismo. Todo es Carnaval en nuestra Rapa Nui de bombo y caja: la política, la sanidad, el patriotismo, el feminismo, el Cádiz CF, los medios de comunicación y hasta la previsión meteorológica.

Bueno, sólo una cosa no es Carnaval: el Carnaval, que es política, con una larguísima y criticada campaña en forma de preliminares y su jornada de reflexión previa a una Final vivida como la auténtica noche electoral (incluso con sus ultras boicoteadores). Y el resultado final, como en política, no deja contento a nadie. Solo que en este caso, sí habrá protestas, movilizaciones y ganas de que todo cambie para que no se tomen a Rapa Nui en broma.

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