Nandi Migueles

Un carnaval muy católico

Pude observar cómo bajo los faldones del paso de la Virgen de Servitas iban cargando muchos carnavaleros conocidos con gran devoción y esfuerzo

Nandi Migueles
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Este viernes de Dolores tan atípico y novedoso pude observar cómo bajo los faldones del paso de la Virgen de Servitas iban cargando muchos carnavaleros conocidos con gran devoción y esfuerzo. Coristas, comparsistas y todo tipo de personas relacionadas con el carnaval portaban la imagen de María con una sobriedad y majestuosidad característica de esta espléndida cuadrilla. Esto no es un hecho aislado. En nuestra semana santa gaditana hallamos que la misma gente del carnaval son ahora los protagonistas en esta semana de pasión. En muchas cofradías observamos incluso a capataces de chaqueta y martillo que hace poco más de un mes dirigían alguna agrupación carnavalesca o incluso firmaban la autoría de ciertos grupos renombrados. En ocasiones comprobamos cómo hay jefes de sección y hermanos varillas en nuestras procesiones, que por febrero salen en coros chirigotas comparsas o cuartetos, incluso ocupando puestos de responsabilidad en dichos grupos.

Artesanos de nuestra fiesta que colaboran o trabajan en muchos quehaceres de la Semana Santa o que son de la junta directiva de alguna hermandad, son casualidades que podemos encontrarnos en esta semana grande. Presidentes de asociaciones carnavalescas y entidades del Don Carnal se transforman como por arte del espíritu santo en fiscales o incluso en penitentes, los cuales llevaban un bombo o una guitarra a cuestas como penitencia durante los meses de ensayos y ahora en esta semana portan una cruz o un farol con el propósito de enmienda y expiación de todos sus pecados o como promesa detrás de su imagen más devota. Coinciden también muchos años donde miembros del jurado del concurso oficial se transforman por estas fechas en los más capillitas de todo Cádiz, más inclusive que el mismísimo Guillermo Riol, a quien por cierto despidieron de la televisión local por sus ideas conservadoras, todo un ejemplo de tolerancia y pluralidad informativa de nuestra localidad. Así un sinfín de personas que intervienen en ambas celebraciones con una entrega digna de alabar y con el mismo esfuerzo o interés que demuestran para éstas dos actividades tan antagónicas. A muchos les parecerá muy extraño dicho proceder en nuestros paisanos, es decir, no conciben que hace poco más de un mes, estuvieran cantando en una agrupación callejera muy chisposos y disfrazados como mujer de reputación cuestionable entonando cuplés de innombrables e irrepetibles chistes, y ahora en esta semana grande estén dándose golpes de pecho y entonando el mea culpa en una hermandad de nuestra ciudad.

Algunos tampoco entienden que nuestro alcalde de corte progresista y carnavalero, renuncie a salir como regidor en el Nazareno y lo haga acompañando a su madre en la penitencia. En todos estos casos sería conveniente demostrar que Cádiz es la cuna de la libertad y de la tolerancia. Nuestras ideas son tan respetables como la de los demás, estemos o no de acuerdo con ellas. Los gaditanos no podemos presumir de enarbolar la bandera de la igualdad y de ser la cuna de la Constitución española, si después no sabemos separar lo político de lo religioso, lo festivo de la devoción, lo carnal de lo espiritual, y así todo aquello que nos parezca en principio dos mundos discrepantes y tan distintos. Es tan gaditano salir en una chirigota callejera de travestido como luego salir debajo de un paso cargando el titular de alguna cofradía.

El respeto es el nombre más adecuado para ello y la tolerancia su apellido. No se rasguen tanto las vestiduras por Dios (Momo).

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