¿Por qué, Zeñó, por qué?

El encontronazo entre el Cabildo y las hermandades no es más que el enésimo capítulo de la disputa sobre quién manda en las cosas de la fe cuando luce el sol y cuando el cielo parece desplomarse sobre nuestras cabeza

Si mis cálculos, y mi cuenta de Youtube , no me engañan, se cumplen once años de ese momento que dio la vuelta a España. Una señora esperaba la salida de Clemencia , en Jerez . La lluvia impidió que la procesión ... saliera. Llena de rabia, y con sincera indignación, la buena mujer le cantó las cuarenta a su Dios. ¿ Por qué, Señor, por qué ? Como todo lo que huele andaluz tiene esa triste tendencia a la parodia y nosotros somos los suficientemente tristes como para aceptarla, se le colocó una zimpática z y una agudísima tilde a la exhortación a su Cristo para el común regocijo de la comunidad. Yo, como buen ventajista de lo mismo que denuncio, la he impuesto en el titular en un intento desesperado por llamar su atención ante mi escandalosa carencia de más recursos. Ruego me disculpen.

Lo que no mucha gente vio después, en especial más allá de ese muro de Berlín con aromas de alpechines que es Despeñaperros, es que Canal Sur le hizo una precisa entrevista a la señora en la que demostraba más coherencia que muchos de los sepulcros blanqueados que hemos visto esta semana, con más o menos prisa, por las calles de Cádiz. Nuestra protagonista había pasado un año muy malo y quería darle las gracias a Dios por haberla amparado. Y justo ese día llovía. ¿Y quién si no Él tiene poder sobre las cosas de la tierra, del cielo y las cosas de debajo de la tierra?

Precisamente sobre esa disputa de quién tiene el poder sobre las cosas de la tierra, del cielo y de debajo del agua hemos tenido esta semana nuestra ración gaditana con el careo entre el Cabildo de la Catedral y las cofradías. El primero afeaba a los cofrades su falta de decoro y subrayaba que, como si fuera el Reino de los Cielos , no había sitio para tanta gente y tanta imagen. Desde el mundo cofrade les han reprochado que no hayan guardado esto en secreto de confesión y que les quisieran echar pronto, como quien quiere despachar a una visita molesta o a un teleoperador. Desde que el mundo lo es, gran parte de los problemas vienen de que sabemos que la lluvia la manda Dios , pero no está claro quién la gestiona cuando cae y quién saca tajada, como si de venderle mascarillas a los madrileños se tratara. El encontronazo entre el Cabildo y las hermandades no es más que el enésimo capítulo de la disputa sobre quién manda en las cosas de la fe cuando luce el sol y cuando el cielo parece desplomarse sobre nuestras cabezas. Todos quieren echar a los mercaderes del templo, pero, ¿por qué, Señor, por qué?, no se ponen de acuerdo sobre quiénes son los del látigo y quiénes los de los tenderetes.

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