Cartas de Patrick: ‘Las cuatro palabras malditas’

Sólo hay una cosa peor que escuchar «ya no te quiero», y es «la cocina está cerrada»

Durante los meses de julio y agosto, a modo de estival divertimento, la columna de opinión contendrá las impresiones de Patrick, inglés llegado hace un año a Cádiz para trabajar de profesor. Pese a sus anglicismos y lenguaje a veces forzado, he intentado respetar ... su prosa. Entre paréntesis irán mis acotaciones.

Dicen los que no saben de nada que las cuatro palabras más horribles que puede escuchar una persona son « ya no te quiero ». Después de estar viviendo en Cádiz he descubierto que son « la cocina está cerrada ». No importa que el restaurante o el bar esté a reventar, a una hora mágica, como en el cuento de la Cenicienta, una especie de dios supremo de la plancha y los fogones decide que se acabó lo que se calentaba y que sólo nos pueden ofrecer lo que vemos en la barra. Como si no me costara bastante traducirle a mis borrachines paisanos que han atravesado el muro del Covid lo que son albóndigas de choco, cazón en adobo o tortillitas de camarones, cuando se han decidido me dicen que sólo puedo elegir entre papas alioli, salchichas al vino o salpicón de marisco. Oh my god (aquí la traducción purista sería ‘cagonelaleche’).

Un compañero alemán, calvo y calvinista, me dijo con un acento que parecía una parodia de sí mismo que « en Cádiz no gusta dinero ». No me lo creía hasta que me encontré este año respuestas como «para una fotocopia no, mínimo diez», «no le puedo dar factura, he apagado el ordenador» o «con tarjeta no, que tengo el datáfono estropeado». Le he propuesto a los amigos de LA VOZ que investiguen la extraña enfermedad que tienen los datáfonos en Cádiz, implacable como la que mató a las vides en el siglo XIX (hubiera dado lo que fuera por escucharle decir ‘filoxera’). Una enfermedad cuya vacuna es enseñar la cartera. Como no llevas monedas, de pagar no te libras (de nuevo juego de palabras absurdo cuando aquí la moneda es el euro; él dice que si copiamos el fútbol también copiaremos la libra esterlina). También es verdad que sólo en Cádiz me han dicho «4,20 euros... dame 4, amigo», y no me han querido coger el pico.

Las cuatro palabras que más miedo dan escuchar en Cádiz son « en media hora cerramos » o « la Caleta está patada » (creo que quiere decir ‘petada’, cuando para entrar hay patadas). Mi amiga Chari (amiga, ‘dise’) añade las de « igual no hay Carnaval » o «este verano no llaman», porque trabaja de eventual. Cada uno tiene sus cuatro palabras temidas. Ya sean «Se ha acabado el ERTE», « ha salido el Brexit», «el abuelo tiene coronavirus» o «se apagó el wifi». O, como me dicen mucho aquí, « no te entiendo, picha».

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