¡¡¡Aleluya, aleluya, Jesús de Nazaret ha resucitado!!!

La Pascua de Resurrección es la fecha anual más importante para los que somos cristianos. Si en la semana anterior, la Semana Santa, hemos rememorado a Jesús de Nazaret como hombre, una vida documentada, una vida que finaliza con persecusión, tortura, humillación y ejecución, hoy dejamos atrás la historia, ahora es una cuestión de Fe, la Pascua Florida.

Al tercer día el fue crucificado resucitó, se ha vencido a la muerte, y desde entonces el género humano tiene la posibilidad de romper todas las cadenas existntes en cada tiempo. Hemos pasado a ser hermanos de Jesús liberador del mundo, por ello, somos llamados cada uno a ser constructores del Reino de Dios aquí y ahora.

¿Nos lo creemos de verdad? No lo parece si vemos como está nuestra sociedad y el mundo en un telediario. El amor parece desterrado pero en el momento en la Pascua Florida es el momento de los propósitos de cambio en la vida de personal, de las transformaciones, desde la convicción de que somos instrumentos de Dios para cambiar nuestros diversos entornos cercanos, para ser hombres y mujeres de Paz y Amor.

Aclaremos, no es la paz simplista de no ser violento, es la paz de la no-violencia de Jesús de Nazaret, que significa poner la otra mejilla como estilo de vida. Una paz alimentada en la misericordia radical, gratuita y diferente, la del Nazareno, a todos sin distinciones y hasta el extremo, especialmente a los que más lo necesitan, es la opción preferencial por los pobres.

Voy a realizar varias preguntas, para que cada uno las conteste en su fuero interno. Si está pidiendo en la calle un blanco, un gitano, un islámico y un negro ¿a quién nos acercaríamos? ¿Valoramos a las personas por su nivel social, económico y apariencia más o menos triunfadora? ¿Nuestras conviccciones, no sólo las religiosas, las basamos en los evangelios? ¿Nuestro ego marca cada paso de nuestra vida?

En la Pascua los cristianos volvemos a hacer nuestros votos de nuestra creencia, un momento oportuno para no olvidarmos de movilizarnos, de ser activistas, palabras modernas que al final significan evangelizar. Algunos pueden preguntarse ¿cómo?, pues muy sencillo, como se ha dicho siempre dando el testimonio personal en cada momento del día, actuando inspirados a la luz de los evangelios.

Evangelizar es obligación de cualquier laico, sobre todo en estos momentos de tantos alejados y de tantas personas en búsqueda de algo distinto. Que nadie se esconda o se excuse tras los curas, es la obligación de cada uno. Mostremos cercanos a los alejados, "La cercanía es la llave del evangelizador", ha dicho el Papa Francisco. "Es una forma de ser, una actitud clave en el evangelio. La proximidad es la clave de la misericordia". No se nos olvide que "Jesús quiso ser un predicador callejero, un portador de buenas noticias para su pueblo", como también ha recordado.

La Resureción nos llama a colocar al hombre en el centro de todo en todo momento. El cristiano debe de dejar de ser anónimo, hay que mostrar lo que se es sin prepotencias y sin autoritarismo con mucha tolerancia y escucha. Tenemos el mismo derecho que cualquier otro ciudadano a expresarnos y ejercer como cristianos pero siempre con humildad.