El apunte
Un proceso tan importante como confuso
San Fernando tiene en los terrenos de Polvorines de Fadricas una gran zona de expansión, por lo que no se entiende la falta de claridad en la compra a Defensa
En demasiadas ocasiones, los procesos administrativos terminan resultando en una suerte de diálogo de hermanos Marx de partes contratantes y enredos que, más que provocar la carcajada de quienes los ven, causan la desesperación de quienes los sufren. Cuando los procesos administrativos afectan a varias administraciones, ese enredo suele crecer y volverse aún más confuso. Es por eso primordial que, a la hora de hablar de transparencia, esta no sea opaca, valga la redundancia. Y en el caso de la compra de los suelos de Fadricas por parte del Ayuntamiento de San Fernando, estamos asistiendo a este proceso. No tiene mucho sentido que el que debería ser uno de los procesos más abiertos de la ciudad, con toda la información sobre la mesa por la trascendencia del proceso, esté rodeado de tanta confusión.
Tal y como publica hoy este periódico, el Ayuntamiento de San Fernando anunciaba la pasada semana que se había iniciado el proceso de compra de los terrenos donde se ubicaban los antiguos polvorines, uno de los lugares por los que debe crecer La Isla y con mayor atractivo dado su emplazamiento estratégico. Sin embargo, el PP tildó el acto de electoralista y negó que se hubiera producido dicho pago, que únicamente existía una petición formal de compra. En este contexto es evidentes que no caben interpretaciones: o el equipo de Gobierno no ha efectuado ese pago y está cometiendo un fraude con los ciudadanos (agravado por el hecho de que estamos a poco menos de dos meses para las elecciones) o el es Partido Popular el que está sembrando la confusión entre los isleños y desmereciendo un proceso histórico.
En las últimas semanas estamos escuchando, en todas las administraciones y por partidos de distinto pelaje, acusaciones de fraude o de engaño. Quienes están gobernando tratan de vender los logros recientes y quienes están en la oposición, se los afean, convirtiendo en imposible que el ciudadano pueda discernir lo que realmente está sucediendo. Si queremos una administración transparente habría que empezar por hacer autocrítica sobre cómo se distribuye la información a los medios cuando se acercan las elecciones.
