Todo por el feminismo, pero sin mujeres
Tanto socialistas como populares coinciden en denunciar la pésima gestión que se realiza de la Fundación de la Mujer, que deja fuera a cada vez más colectivos feministas
Cuando José María González, alias 'Kichi', asumió su segundo mandato en una histórica noche electoral en la que el recuerdo al recientemente fallecido Juan Carlos Aragón planeaba en el ambiente, fue claro en su declaración de intenciones. Querían detener a los machistas y a los 'machirulos' (amén de a las derechas y a los fachas, pero eso no viene al caso en este apunte). Tanto él como su equipo se declaraban abiertamente feminista y querían impulsar políticas encaminadas a fomentar el empoderamiento femenino a visibilizar su situación de desigualdad. Nada que objetar, faltaría más. Sin embargo, las palabras que derraman con prosapia comparsística en cada rueda de prensa o en cada inauguración (que suelen ser mítines encubiertos) en las que se autoproclaman los auténticos defensores del feminismo más puro, no son más que una fachada para ocultar lo que, realmente, es la marca de la casa: ideología y más ideología. Y la práctica viene a ser la misma: la exclusión sistemática de los organismos públicos de quienes no piensan exactamente como ellos. Todos los órganos municipales que controlan los han ido convirtiendo, poco a poco, en cortijos ideológicos donde quien se mueve, no sale en la foto. Y a quien no le guste, como dijo el alcalde en el enésimo cambio de calle, «que se empadrone en otra ciudad».
Las palabras de la concejala de Feminismos, Lorena Garrón, de que la Fundación estaba funcionando sin incidencias ha movido por igual al PSOE y al PP. Ambas formaciones, por boca de Maite González García Negroto y Natalia Álvarez, han coincidido en su rechazo a ese optimismo y le han afeado a la concejal de Adelante Cádiz que obvie que cada vez más colectivos femeninos y feministas están fuera del Consejo de la Mujer. Ya en ocasiones anteriores, en las páginas de este periódico, colectivos de mujeres han denunciado sentirse ninguneados y marginados por Garrón y compañía. Al igual que ocurre en los foros carnavalescos y en los debates de participación, sólo se oyen las voces afines al equipo de Gobierno, que practica un despotismo en que afirman hacerlo todo por las mujeres, pero sin las mujeres.
