Apunte

A Cádiz flaco, todo son crisis

La mala situación económica crónica de la provincia la hace especialmente sensible a la llegada de golpes económicos, como esta disparada inflación en la cesta de la compra

La Voz de Cádiz

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Las crisis, las oscilaciones, la inevitable montaña rusa del feroz capitalismo tienen muchas caras pero siempre un mismo denominador: los que peor parados salen son los que están más abajo. Los que están menos adaptados, podría responder algún darwininsta económico con cierta sorna, al que se le podría contraponer que también son a los que menos les dejan adaptarse. Este torpedo en la línea de flotación puede ser individual, para aquellas personas con pocos recursos y en situación vulnerable, que son los primeros en sufrir cuando sube la marea de la economía y los últimos en recuperarse cuando ésta baja (eso quienes no acaban ahogados),o colectiva, centrada en los territorios. Las continuas crisis que lleva afrontando España en las dos últimas décadas han dejado claro que los primeros en sufrir sus efectos han sido las zonas con más paro, con menor poder adquisitivo o con un índice de industrialización más bajo. Y hete aquí que Cádiz se halla en esta desagradable situación.

Es por eso que la inflación pone en una situación más que comprometida a la provincia, que tiene una de las rentas per cápita más bajas del país, con 17.205 euros brutos anuales. Peor aún, el 51,2% de los asalariados de la provincia reconoce que tiene unos ingresos anuales por debajo de los 10.000 euros. Serán los primeros en sufrir de manera acuciante la inflación del 15,4% en la cesta de la compra, un dato inédito en los últimos 30 años. La inflación se ha contenido, en parte, por las ayudas directas al transporte y la energía, pero es en los sectores que no están bonificados donde más se notarán las diferencias económicas con respecto al resto del país.

Siguen las crisis y Cádiz continúa sin prepararse, sin desarrollar un ambicioso plan de empoderamiento económico que le otorgue cierto salvavidas ante la llegada de estos cíclicos tsunamis económicos. Si en la crisis de 2008 fueron las empresas las que se llevaron el gran varapalo, ahora éste está recayendo sobre las ya castigadas costillas de las familias. La cesta de compra está siendo, de nuevo, esa línea que separa la España rica de la resignada del sur.

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