OPINIÓN

Las comisiones de patrimonio

Últimamente, incluso comentándolo con los dirigentes políticos, parece como si hubiera una inevitable indolencia

José María Esteban

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Hicimos muchas llamadas intentando preguntar por un expediente en la competente de la protección del patrimonio urbano. Varios amigos y conocidos sabían que hace años llevábamos los temas de las Comisiones de Patrimonio, y nos pedían penosa e ilusionadamente buscar alguna ayuda. Sólo trataban de saber cómo iba la tramitación del expediente de su casa. Por más que intentábamos contactar, era difícil. Una vez que sales de los círculos, ya no existes. Después de muchos intentos, gracias a una coincidencia, logramos alguna información. El expediente, no era el único, estaba en el sumo olvido en un rincón, como el arpa. Si no fuera por nuestra pesadez no existiría, y parecía que les daba lo mismo. No entiendo como en las administraciones públicas se pierden los expedientes. Es culpa de los funcionarios, pero también de los peticionarios, que deben reclamarlas por las vías correspondientes.

La obligación de la administración pública es servir al ciudadano que solicita contestación ágil a sus trámites. No es presentable que encima del laberinto de cumplir los complejos vericuetos para aprobar proyectos de obras, al menos no se nos conteste. En aquellos tiempos donde teníamos hasta tres Comisiones de Patrimonio: Jerez, San Fernando y la Provincial, con menos personal y en puro viaje diario, tratábamos de ver los proyectos en sus sitios, conocer su alcance y elaborar el preceptivo informe cuanto antes. No nos preocupaba decir pronto que si o que no, justificándolo, y hasta llamando a arquitectos y propietarios, para ver el camino exquisitamente legal y optimo, para dar la mejor solución. No pasaban más de quince días que una entrada no era informada respetuosamente, en el sentido que fuera. Todo está perfectamente documentado y archivado en aquellos años.

Con los tiempos, es verdad que no se ha cuidado y formado a los técnicos de este complicado y sensible campo competencial. Pertenecer a la Consejería de Cultura, puede que no tenga el encanto de aquellos pioneros años de democracia autonómica, pero en estos temas, los equipos funcionaban más ágilmente, y teníamos una forma de entender los asuntos de los ciudadanos, más proactiva y respetuosa. Últimamente, incluso comentándolo con los dirigentes políticos, parece como si hubiera una inevitable indolencia. Puede ser falta de personal, las indecisas competencias o lamentables rutinas difíciles de vencer y la falta de sensibilidad social. Como en ciertos urbanismos provinciales, se enlentece el proceder burocrático. Recientemente hasta se exigen nuevas y largas fichas para complicarlo más.

No pensamos que haya una intención de demora, por la cantidad de expedientes y cortos recursos necesarios, añadida a la dificultad de decidir. Las nuevas exigencias legales y poca colaboración de los Ayuntamientos, lo ralentizan más. Lo único que decimos es que estos tiempos de indefinición Cultural, están haciendo mucha meya en la obligada lealtad de los ciudadanos. Quizás por ello se recurre a la búsqueda de caminos alternativos, que hacen mucho daño, huyendo de las tramitaciones imposibles y desconsideradas. No extraña, con esta débil sensibilidad, que vuelen los paraguas de los niños del Genovés.

Esta competencia Cultural, no solo ha perdido fuelle económico y agilidad administrativa, sino gran desconsideración consigo misma. Lo malo sería que esa fuerza de aprobación, se convierta en el tesoro de los que les puede dar lo mismo que las soluciones esperen diez que cien días. Habría que cambiar mucho y facilitar los caminos. Salud y paciencia.

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