A la sombra de Kichi

No vale solo la foto o la mención en redes sociales, hay que tener presente que los tiempos están cambiando y al final estos «candidatos champiñones» terminarán cuajando

Adolfo Vigo

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Por regla general, las setas y champiñones crecen a la sombra de árboles que le dan esa humedad y ese suelo necesario para su «florecimiento».

Eso mismo esta pasando en nuestra ciudad en relación con la política. Hace siete años surgió ese «árbol» que fue El Kichi. Sin mucha credibilidad al principio, fue cogiendo fuerza hasta presentarse a unas municipales, ganarlas y poco a poco ir echando raíces hasta que arraigo en nuestra ciudad.

El Kichi, nuestro alcalde, en estos años le ha ido dando sombra a personas que se creen con la capacidad de dirigir una ciudad. No es menos cierto, que muchas de ellas lo hacen de buena fe y con ganas de trabajar, pero todo no es tener esas ganas o voluntad de luchar por la ciudad.

Entiendo que detrás de un candidato debe de existir un partido capaz de respaldar el trabajo de ese candidato, un partido que este formado por personas con capacidad de trabajar igual que el líder, que sepan gestionar las competencias que se les entregue, que tengan una capacidad contrastada para ponerse al frente de una concejalía y poder dirigir al grupo humano que la compone y que trabaje por el bien de todos los ciudadanos. En caso contrario, estaríamos antes otras figuras como la que en la actualidad nos dirige en el ayuntamiento.

Entiendo que la proliferación de estas personas que se creen los nuevos salvadores de la ciudad es, en parte, culpa de los grandes partidos mayoritarios. Estos partidos en muchos aspectos han perdido la vinculación con la calle. Mientras que unas elecciones generales pueden ser ganadas por unas siglas, unas municipales hay que ganarlas puerta a puerta y hablando muchísimo con los ciudadanos, escuchando los problemas y, por qué no, las soluciones que estos darían a los problemas que en la ciudad se van generando.

Hay que ser directos en el mensaje a difundir entre los ciudadanos. No vale de nada largas parrafadas que no se leen por parte del votante o vídeos interminables. Estamos en la cultura del mensaje directo que entra por los ojos, de los 280 caracteres de Twitter, de los «relees» de Instagram y demás formas de acceder al ciudadano.

No vale solo la foto o la mención en redes sociales, hay que tener presente que los tiempos están cambiando y si no se trabaja conforme a los tiempos, al final, estos «candidatos champiñones» terminarán cuajando más a la sombra de los problemas y de la gestión ineficaz que, día tras día, el Kichi, Martín Vila y compañía están poniendo en práctica en la ciudad.

Todo esto está cultivando un campo para que en las próximas elecciones tengamos más candidatos que se presenten a costa de su popularidad, como puede ser haber participado en un programa de televisión, que en verdaderos gestores con un equipo organizado para levantar a esta ciudad.

Una ciudad donde la extrema izquierda del, por un lado, buenismo, del populacho, del «compañeros y compañeras», y, por otro lado, del hundimiento del turismo, del cierre de locales, de la proliferación de la «okupación»… Está haciéndonos retroceder a décadas atrás, lo que hace que no solo haga falta voluntad a los que vengan detrás sino experiencia en trabajar por la ciudad.

Viendo el panorama de todos estos que se creen con la capacidad de dirigir la ciudad pero que no cuentan más que con su buena voluntad de trabajo por día que pasa echo más de menos a Teofila Martinez y, porque no decirlo, hasta a Carlos Díaz.

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