Opinión

¡Presentes!

La banda que lleva cuatro decenios expoliando España se ha revelado con tal grado de ineptitud e incapacidad que recurre de forma sistemática a dos cadáveres cada vez que necesitan una cortina de humo que tape sus desvergüenzas

José Colón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Se cumplieron ayer 86 años del fusilamiento de un hombre que no mató a nadie y cuyo crimen fue enfrentarse, con su palabra y su pensamiento, a un gobierno al que reprochaba que, como el de hoy, se mostrara, más que pasivo, permisivo con el crimen, la corrupción y la destrucción de su país.

El mismo día, pero 39 años más tarde, fallecía en su cama un señor que mandaba mucho y que prohibía aún más. Según me cuentan mis mayores, mandó construir cuatro millones de viviendas sociales, ordenó crear grandes empresas públicas y muchos empleos y prohibía que los delincuentes andaran sueltos por la calle. ¡Pobres, la avanzada edad les nubla el entendimiento! También me cuentan que, como estaba obsesionado con la religión, castigaba con severidad inaudita el robo y el crimen y, en correspondencia con su execrable machismo y sentido heteropatriarcal del mundo, asfixiaba a las familias en una burbuja de protección insoportable, impidiendo que a los niños les sucediera ningún mal en la calle o permitiendo que una persona llegara a los cincuenta años teniendo la vida hecha y pagada y a la familia criada y encarrilada, todo ello bajo un yugo execrable.

De este último óbito han pasado ya 47 años. De ellos, según se nos ha trasladado en los últimos actos de propaganda, hemos disfrutado de 40 años de socialismo en España. Tiempo más que sobrado para que nos hayamos acostumbrado a los enormes avances sociales experimentados gracias a estos salvadores, al nivel de excelencia educativo implantado, a la extraordinaria gestión de unos servicios públicos de primer orden, al milagro del pleno empleo y a la confianza que nos confiere el sabernos tutelados por un partido político acreedor de respeto, cuyas siglas rezuman honestidad, austeridad y responsabilidad. Y, por supuesto, tiempo más que suficiente para olvidar a los dos señores que llevan criando malvas desde cada uno de sus respectivos y lejanos veinte de noviembre.

Pero no nos dejan. La banda que lleva cuatro decenios expoliando España se ha revelado con tal grado de ineptitud e incapacidad que recurre de forma sistemática a dos cadáveres cada vez que necesitan una cortina de humo que tape sus desvergüenzas. Es decir, cada día.

Son estos palmoteadores de espaldas de etarras, golpistas, malversadores, delincuentes extranjeros y violadores quienes resucitan diariamente a los dos caudillos y los hacen presentes con mucha más fuerza y repercusión con la que nunca soñaron los camisas azules.

Llevan cuarenta años y no de paz. Cuando gobiernan, hunden la economía. Cuando están en la oposición, dinamitan los cimientos del Estado (¡ay, como me gustaría que esa frase fuera solo metáfora!). Si se consagran en un territorio, como Andalucía, lo esquilman y se lo esnifan. Y si no logran engañar a nadie en otro, como Galicia, se confabulan para tachar de esnifador a quien les vence.

Siempre vendiendo progreso, modernidad y equiparación con Europa. Y eso es lo que todos anhelamos: tener los mismos parámetros de capacidad, eficiencia y decencia que los países de nuestro entorno. Pero no hay manera. Tanto tiempo de su manita y en lugar de parecernos a Dinamarca nos asemejamos a una vulgar república bananera. El Innombrable colocó a España como décima potencia industrial del mundo y administraba el país con setecientos mil funcionarios. Y estos, que son los más modernos y más preparados de su clase y cuentan cuatro millones de tíos viviendo de la olla grande… ¿a qué esperan para olvidarse del Vítor y situarnos en los niveles de renta, empleo, seguridad y bienestar que tanto cacarean?

Estos van a hacer presentes a los Ausentes mientras trinquen. Lo han aprendido de sus tutores hispanoamericanos, que llevan doscientos años de independencia siendo un desastre y todavía recurren a Pizarro y Hernán Cortés para justificar su incapacidad.

Hoy en día, cualquier historieta sirve para tapar la verdad. Y el robo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación