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La realidad es otra

Navantia camufla el inicio de las obras de dos grandes proyectos navales para la Bahía

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Este lunes se han vivido dos hitos en los astilleros de San Fernando y Puerto Real, sin embargo, han pasado totalmente desapercibidos. Se trata, por un lado, del corte de chapa del BAM-IS de apoyo a submarinos, encargado a Navantia por la Armada Española, y por otra parte, el arranque de la obra del patrullero de altura que ha solicitado la Marina Real de Marruecos a nuestros astilleros. Ambos proyectos, de los que se lleva hablando, más de tres años y que suponen una importante carga de trabajo para la Bahía de Cádiz, han pasado inadvertidos.

Navantia se escuda en la Ley Electoral para evitar dar más explicaciones sobre estas dos obras navales, vitales para la industria gaditana. Resulta curioso, más bien sospechoso, que el acto celebrado en el astillero de Puerto Real haya contado con la presencia de la embajadora de Marruecos en España y de una delegación militar del país vecino. Se da la circunstancia de que el astillero puertorrealeño será el encargado de construir el BAM-IS para la Armada Española y Navantia ha aprovechado la ocasión para montar un acto simbólico y explicar a sus invitados marroquíes en qué consiste un acto de estas características. La realidad de este corte de chapa es muy distinta a la que se ha querido ofrecer por parte de la dirección de Navantia.

El BAM-IS es uno de los barcos más tecnológicos de nuestra Armada y aún no tiene fecha de inicio de obra porque todavía está en su fase de diseño técnico y se prevé que su construcción, después de tres años de anuncios, arranque en el primer trimestre de 2024. Con este acto, Navantia ha pretendido callar bocas sobre el retraso de esta obra, pero resulta curioso, más bien sospechoso, que el corte de chapa de un buque de estas características se haya llevado a cabo de tapadillo y sin contar, al menos, con la presencia de algún mando de la Armada Española.

El tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Los primeros que no se creen las acciones de la dirección de Navantia son, precisamente, sus empleados. El Comité Intercentros de la compañía ha rechazado el plan industrial que pretende implantar y que recoge la carga de trabajo prevista para los próximos cuatro años. De hecho los representantes de los trabajadores han aclarado que no pueden aceptar un plan de futuro que solo se basa en expectativas. Igualmente han rechazado la propuesta de convenio colectivo. El marco laboral que regula la actividad en los astilleros españoles caducó el pasado año y se busca ahora una mejora en sus condiciones.

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