opinión

Sequía mental

Doñana herido de muerte o Doñana intocable. Los expertos dirimen la cuestión a raíz de la norma que el Gobierno de Juanma Moreno va a poner en marcha

Antonio Soler

Doñana herido de muerte o Doñana intocable. Los expertos dirimen la cuestión a raíz de la norma que el Gobierno de Juanma Moreno va a poner en marcha. Informes científicos, comité de técnicos, recomendaciones de la Unión Europea, antecedentes: todo anda metido en la batidora electoral. Por un lado y por otro se oye la opinión, fabricada con agua de borrajas, de unos tertulianos convertidos súbitamente en especialistas en acuíferos, aguas profundas y superficiales. Tan superficiales como esos conocimientos capturados a vuela pluma por imposición de la apremiante actualidad.

El ciudadano, por lo común parco en conocimientos geológicos y permeabilidades rocosas que permiten acumulaciones de H2O en el subsuelo, ha de guiarse por golpes de intuición o por su particular clarividencia de zahorí para orientarse en un cúmulo de informaciones contradictorias. Sin embargo, lo que el ciudadano si está en plenas condiciones de valorar es el modo en el que esos mensajes se lanzan. Cuánta ramplonería y vulgaridad los acompañan. Un fuego cruzado, y electoralista, que no conoce partidos ni fronteras.

Así nos encontramos a la ministra de Transición Ecológica llamando al presidente de la Junta, «acosador» y «señorito». Otra vez el señorito y la jaca de Jerez, otra vez el estereotipo añejo para fraguar la imagen casposa del andaluz y su penosa mitología. Lo de «acosador» tiene que ver con la bajeza mayor que en estos tiempos puede endosársele a cualquiera. Mucho menos se irritó la señora ministra con el conflicto del agua que hace un tiempo afectó a Ximo Puig. ¿Tal vez porque el presidente de Valencia pertenece a su partido? Puede ser. Además, en Valencia no hay señoritos y sus presidentes son ejemplares, casi siempre. Pero no solo la ministra Ribera ha dado muestras de sequía mental. En el Parlamento andaluz, una diputada de Adelante Andalucía se fue al escaño de Juanma Moreno y lo regó de arena para que los diputados vislumbraran la aridez que va a apoderarse de Doñana. Una desertización no mucho mayor que la del rigor intelectual de la diputada, pero sí equiparable a la del presidente de la Cámara, el inefable Aguirre Muñoz, miembro del PP, quien, ante el estrambote de la diputada le pidió «¡Un poquito de por favor!» y a continuación le dedicó otra frase que uno no sabe si es digna de la presidencia de una peña de amigos de la chirigota pero al parecer sí lo es de un parlamento autonómico: «¡Si usted lo que quiere es llamar la atención cómprese un mono!». La realidad última sobre la situación de Doñana se nos escapa. Pero lo que sí nos queda claro es que la sequía que padecemos es severa.

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