Juego de jueces

Nos esperan 46 días decisivos en la historia de España, y nosotros con estos pelos

José María Carrascal

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Huyó a Bruselas para «internacionalizar» la cuestión catalana, denigrar a la Justicia española y crear problemas al Gobierno Rajoy. De entrada, está creando problemas al Gobierno belga, que puede caer si sus jueces muestran un perfil más político que jurídico. Puigdemont, con sus cuatro exconsejeros, son una bomba que amenaza incluso el proyecto europeo, basado en la igualdad, solidaridad y estados de Derecho. ¡Quién lo diría de un periodista de Gerona! Pero también un canónigo de Urgel, Pau Clarís, montó hace 377 años, 12 de ellos de guerra, un follón parecido. Esperemos que éste se resuelva con las elecciones del 21 de diciembre, aunque seguro no hay nada.

Como se saben todos los trucos, han pedido declarar en neerlandés, lo que les garantizaría un juez flamenco, afín teóricamente a su ideología. No sabemos si lo han conseguido, pero a la hora en que escribo los cinco declaran ante él o ella que tramitará la orden de detención cursada por una juez española. Será quien tenga que decidir si la rechaza, la acepta, los pone en libertad con medidas cautelares o los mantiene detenidos para iniciar el procedimiento de repatriación, que puede alargarse hasta tres meses. Tendrá que decidirlo antes de las 9.17 de la mañana del lunes y toda especulación sobre ello es superflua. Lo único seguro es que está en juego el prestigio de la Justicia belga y el de la española. Que es tanto como decir: el de Bélgica y el de España como Estados de Derecho. Lo que puede crear un conflicto entre ellas.

Otra de las pocas cosas seguras es que la campaña electoral del 21-D ya ha empezado . Las encuestas anuncian que la escena política catalana apenas variará: sólo un ligero retroceso de las fuerzas nacionalistas que no logran mantener la mayoría absoluta. Pero ¿quién sabe lo que va a ocurrir de aquí al 21 de diciembre o cuál será el ánimo de los catalanes, cansado o exhausto? La plana mayor independentista puede estar aún en la cárcel, Puigdemont en una belga, tan contento. ¿Se le permitirá hacer campaña siendo un fugitivo de la Justicia española? Entramos en terreno minado política y judicialmente. Aparte de que ¿se le considerará un héroe o un cobarde? Mientras que aquí, ¿habrán logrado los secesionistas formar una candidatura conjunta? Tanto o más importante: ¿habrán los constitucionalistas formado un bloque sólido? Porque no están tan unidos como parece. Oigo a Pedro Sánchez: «La vía penal no resuelve la crisis catalana» (¿qué hacemos, entonces, con los que delinquen?). Y: «Solo la vía política puede resolverla» (¿considera que la política está por encima de las leyes?). Cosas así me hacen temer que la oposición vuelve siempre a las andadas: un paso adelante y otro atrás, el primero, palabrería; el segundo, puñalada trapera. Así tampoco se resuelve la crisis catalana. Ni ninguna. Así se engaña a todo el mundo, incluidos los propios seguidores. En fin, nos esperan 46 días decisivos en la historia de España , y nosotros con estos pelos. Quiero decir, con estos partidos, más partidistas que nunca.

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