Juana Rivas debe terminar ya su huida

Tal y como se están sucediendo las decisiones de los tribunales de Justicia que han conocido el caso de los hijos de Juana Rivas, lo más conveniente para los menores es que se cumpla la orden judicial de que sean entregados a su padre. Así dejarán de estar sometidos a una situación traumática y su madre podrá defenderse con mayor legitimación. Un Juzgado de Primera Instancia y la Audiencia Provincial de Granada han resuelto que, con la ley en la mano y los informes de los expertos, el padre de los menores tiene la razón jurídica. El Tribunal Constitucional ya ha inadmitido dos recursos de amparo de Rivas (ayer mismo el último) y pronto recibirá un segundo recurso contra el último auto de la Audiencia de Granada, muy crítico con la estrategia procesal de la denunciante. En un Estado de Derecho, los conflictos se resuelven con la aplicación de las normas, a través de los procedimientos previstos y con el deber de cumplir lo decidido por los tribunales competentes. Sin duda, la historia de Juana Rivas y sus hijos no debe ser simplificada ni con apologías precipitadas de la conducta de la madre, ni desmereciendo el antecedente de maltrato por el que fue condenado su pareja, y padre de los menores, en 2009. Todo cuenta, naturalmente, pero son los jueces, aplicando la ley, quienes pesan los fundamentos jurídicos de las demandas de las partes y quienes, finalmente, dictaminan.

Es imprescindible que Rivas comparezca ya ante la Justicia. Es inaplazable que cumpla con lo que dictan los jueces. Huir no es solución. La lucha contra la violencia machista debe ser racional y reflexiva, porque elegir mal las causas perjudica el objetivo final de erradicar esta lacra incompatible con una sociedad moderna y civilizada.