El golpismo ya tiene interlocutor

Las peticoines de Torra se caracterizan por una mezcla aberrante de solicitudes judiciales y políticas

Quim Torra, durante la sesión de control en el Parlamento catalán EFE
Hughes .

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Las explicaciones de Quim Torra sobre los planteamientos de su próxima reunión con Pedro Sánchez no sorprendieron: presos, efectividad de la república y levantamiento de la suspensión de leyes por el TC. Es decir, una postura maximalista y sin ningún añadido de moderación.

Las peticiones de Torra se caracterizan por partir del 1-O y no de un punto anterior, y por una mezcla aberrante de solicitudes judiciales y políticas, confusión habitual en el marasmo golpista.

La reunión del lunes día 9 ya tiene segunda parte, prevista en septiembre, de modo que en verano quedarán abiertos los famosos «espacios de diálogo». Aunque este «diálogo» será considerado por algunos como mera política de gestos -si bien los gestos se dirigen solo a una parte de Cataluña - se asemeja a una pauta de negociación, precisamente con las fuerzas de la declaración unilateral.

Las posturas están alejadas, obviamente, pero sí hay un ámbito de intersección alrededor de la Declaración de Barcelona del PSC. Hay elementos comunes a ambas fuerzas que ya han demostrado que pueden ponerse de acuerdo en cosas como lanzar al PP de las instituciones.

Un punto es el presupuestario-competencial. Más inversiones para Cataluña. Esto supera la política de chalaneo pujolista del «peix al cove» hacia el marco teórico socialista de la ordinalidad: es decir, recibir exactamente lo que se da. O el fin de la solidaridad territorial. Las fuerzas del progreso y los izquierdistas de humanitarismo africanista vestirán este pacto de mil maneras, o lo disfrazarán. Y aquí entran los puntos dos y tres.

El dos es la intervención en la memoria histórica. Las figuras de Franco y Companys van a servir para hacer revisionismo con el que legimitar nuevos acuerdos o «escenarios».

Y tercero, el levantamiento de algunas leyes del TC -órgano herido de muerte- en asuntos como el Consejo de Justicia de Cataluña . Esto es la reposición del zapaterismo más puro. En cualquier caso, y lo vimos ayer, los guiños de Sánchez han rehabilitado institucionalmente una retórica golpista. El paso siguiente es normalizarla.

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