El Gobierno ahuyenta a los inversores

La certidumbre y la seguridad jurídica son dos de las condiciones básicas que necesita todo inversor para poder desarrollar sus proyectos con un mínimo de garantías a medio y largo plazo, pero, por desgracia, ambos requisitos están siendo dañados por el Gobierno de Pedro Sánchez . La inestabilidad política y el radical cambio de rumbo que pretende llevar a cabo el Ejecutivo en materia económica y fiscal, unido a sus constantes bandazos y contradicciones, dibujan tal desconcierto y desorden que, como no podía ser de otro modo, se están traduciendo en un significativo descenso de la inversión extranjera en España. Los fondos que estaban apostando por el desarrollo del incipiente sector de los vehículos de alquiler con conductor (VTC) no entienden las fuertes restricciones decretadas contra esta actividad ni la negativa a negociar un acuerdo que permita una convivencia razonable y positiva con los taxis.

Algo similar sucede con el mercado de la energía, después de que la ministra del ramo se haya descolgado con una nueva propuesta de reforma, cuyos cambios, nacidos de la improvisación y el desconocimiento, generan grandes dudas en el sector. El nuevo impuesto a la banca y el incremento de la fiscalidad empresarial, hasta el punto de gravar dos veces los beneficios que proceden del exterior, también contribuyen a ahuyentar al capital. Igualmente, una política sustentada sobre el lanzamiento de globos sonda para intentar subir en las encuestas, tal y como ha sucedido con la posible nacionalización de las autopistas quebradas o el cambio de régimen de las Sicav, entre otras materias, tan solo acrecientan el recelo y la desconfianza de los inversores, con todo lo que ello supone en términos de crecimiento y creación de empleo. La corta gestión de Sánchez ya se está cobrando una elevada factura .