Ruta en Kayak bajo el puente de Requejo realizado para salvar el río Duero M. ÁLVAREZ
SOCIEDAD

Meseta Ibérica: un año de protección y muchos deberes pendientes

Zamora, Salamanca y la región Tras Os Montes y el Alto Douro (Portugal) esperan la llegada de fondos europeos para potenciar turísticamente la zona reconocida por la Unesco

ZAMORA Actualizado: Guardar
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Ha pasado un año de la creación de la mayor reserva de la biosfera transfronteriza de Europa, y en la zona de la raya de las provincias de Zamora y Salamanca y la región portuguesa de Tras os Montes y el Alto Douro apenas ha cambiado nada, salvo que su ubicación ya figura en el mapamundi de la Unesco con los espacios de especial interés de conservación y protección de la biodiversidad. La declaración ni siquiera se ha reflejado en la señalización turística de la zona. Tampoco su sello figura en los establecimientos del sector o en los productos de calidad elaborados en el entorno. Claro que la declaración tampoco ha supuesto, como temían algunos vecinos, restricciones adicionales para los cerca de 170.000 habitantes que viven en el 1,1 millones de hectáreas de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica.

Esta extensa área de protección tiene ubicada su sede española en la Diputación de Zamora, donde el vicepresidente y diputado de Turismo, José Luis Prieto, explica que el trabajo realizado en los primeros doce meses, que se cumplen el próximo día 27, «todavía no es muy visible», ya que ha sido un periodo de aprendizaje para «asentar los cimientos», y que en un futuro el reconocimiento de la Unesco suponga una oportunidad para esta zona de frontera históricamente aislada.

Para ello, ya se ha diseñado un plan de acción basado en ejes como la conservación de los elementos naturales, el fomento de las energías renovables, el apoyo al turismo sostenible, la formación o la participación de la ciudadanía. También se han nombrado coordinadores, órganos de gestión y presentado tres proyectos que, si reciben el visto bueno de Europa, supondrán la primera inyección económica.

La agrupación de cooperación transfronteriza Zasnet, impulsora de la declaración, busca ahora financiación comunitaria para crear la marca de calidad turística que identifique a la reserva de la biosfera, señalizar sus recursos, implicar a la ciudadanía a través de conferencias, rutas teatralizadas o muestras de productos de la tierra y promover el espacio fronterizo como un destino turístico único.

Sobre la promoción conjunta, incide el director de proyectos de Europarques y coordinador de la EBI (Estación Biológica Internacional), David de Salvador, que abunda en la ventaja de ser la mayor reserva transfronteriza europea, ya que eso puede hacer que el turista permanezca en la zona varios días y alargue su estancia. De momento, Europarques promueve actividades a los dos lados de la frontera, con un crucero medioambiental por el Duero rayano y otro en el catamarán eólico-solar del Lago de Sanabria. Esta empresa aprovecha «desde el primer día» la reserva de la biosfera, tanto como figura promocional como para divulgar en sus programas de educación ambiental las bondades de este espacio protegido por la Unesco. Salvador asegura que las instituciones van «muy lentas de reflejos» a la hora de promocionar la Meseta Ibérica y, si hubiera dependido de las empresas privadas, ya habría señalización y más proyectos ejecutados

Premio Nacional de Turismo

Otro ejemplo de que la iniciativa privada se ha adelantado a la pública en el primer año de la declaración lo constituye la agrupación de empresas Interior Legendario. Su presidente, Antonio Campesino, reconoce que hay «buenas intenciones» por parte de Zasnet, pero, por el momento, todo es «lo que va a venir» y «lo que va a pasar». En cambio, desde Interior Legendario sí que han andado camino y sido los primeros en promover actividades de turismo activo bajo el marchamo de la reserva Meseta Ibérica. Lo han hecho a través del proyecto «Territorio Lobo», un programa que en 2015 obtuvo el Premio Nacional de Turismo de Naturaleza en Fitur y que este año se ha materializado en propuestas de fin de semana que van desde trekking invernal con raquetas de nieve hasta talleres de cerámica artesanal, observación del lobo ibérico, rutas de turismo arqueológico y visitas a antiguas minas o paseos en kayak.

Más tímidas han sido las acciones promovidas desde los 75 ayuntamientos de Zamora y Salamanca incluidos en esta zona. En su mayoría esperan ayudas de otras administraciones, especialmente de las diputaciones, como impulsoras de la declaración, para señalizar la zona o editar material turístico con el sello de reserva de la biosfera. Un ejemplo de ello es Fermoselle, un municipio zamorano que limita con la provincia de Salamanca y con Portugal, y que aún no ha puesto en marcha ningún proyecto, aunque su alcalde, Alejandro Fermoselle, ve en la declaración de la Meseta Ibérica una oportunidad de desarrollo. Por el momento, el primer año ha servido para poner a esta zona históricamente aislada en el mapa de la Unesco y para que la marca «reserva de la biosfera» figure ya en otros más acotados, como en uno del Lago de Sanabria y la reserva de caza de la Sierra de la Culebra.

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