nieves rey, directora de comunicación de ecoembes
"La nueva normalidad debe sostenerse en la educación ambiental"
Cada 5 de junio, desde hace 46 años, se celebra el Día Mundial del
Medio Ambiente. Una fecha que nació con el fin de trasladar a una población (por entonces no tan concienciada) la importancia que sus gestos individuales tienen en la conservación de nuestro Planeta. Hoy, en el año en el que vivimos la situación más atípica de los últimos siglos, este objetivo cobra, si cabe, aún más relevancia.
En solo dos meses, la Covid-19 ha hecho que nuestro contexto vital y social se modifique por completo. Hemos cambiado nuestra forma de comunicarnos con nuestros seres queridos, de movernos por nuestras calles y de trabajar; hemos aprendido a valorar los pequeños detalles y, también, hemos visto cómo la naturaleza iba recuperando ese espacio que, poco a poco y a lo largo del tiempo, le habíamos arrebatado. Un choque de realidad que nos deja un mensaje claro: tenemos que cambiar nuestra forma de relacionarnos con el medioambiente y de reducir nuestro impacto sobre él, hay que tomar más conciencia de la situación de nuestro entorno y darle protagonismo en todas las esferas de nuestra vida.
Esta crisis ha evidenciado que somos vulnerables ante agentes externos y que nuestra propia supervivencia depende de la fortaleza del medioambiente. Y, aquí, (una vez más) la educación –a todos los niveles pero, fundamentalmente, la educación para la sostenibilidad– se convierte en algo vital. Nuestros hijos tienen que recibir una educación en la que los valores ambientales ocupen el merecido puesto que les corresponde. Para hacerlo posible, ya contamos con la voluntad y empuje de los docentes. Ellos se han convertido en los auténticos protagonistas del cambio, pero necesitan que les formemos y les dotemos de las herramientas necesarias para poder ponerlo en práctica. Los profesores han sido los primeros en pasar a la acción y en entender –mucho antes de que la covid llegara a nuestras vidas– que la revolución ecológica empieza en y por uno mismo, pero tenemos que ayudarles y acompañarles en esa tarea.
En Ecoembes compartimos esa misma visión y estamos convencidos de que para amar nuestro entorno antes tenemos que aprender a conocerlo. Por eso, hace unos años, decidimos que, además de fomentar el reciclaje en los colegios, teníamos la responsabilidad de hacer todo lo estuviera en nuestras manos para acercar el medioambiente a los colegios de todo el país. Así, nos pusimos a trabajar junto a un grupo de expertos en educación y medioambiente y llegamos a la conclusión de que el cuidado del planeta no se podía limitar a una asignatura, que debíamos dar un paso más allá para contribuir a generar una conciencia ciudadana global.
Así nació Naturaliza, un proyecto con el que queremos llevar la educación ambiental de forma transversal al currículo escolar y fomentar un pensamiento crítico entre los alumnos contando, para ello, con la figura clave del profesor. Y, a día de hoy, ya son 1.000 los docentes de toda España que, con su trabajo diario, nos acompañan en ese viaje en el que nos embarcamos para llevar una mirada verde a los niños y niñas de España. Porque en Ciencias Naturales se puede aprender sobre ríos y el perjudicial efecto del abandono de basuraleza en ellos; en Matemáticas se pueden plantear ecuaciones sobre el gasto de agua en los hogares; es posible aprender sobre biodiversidad con redacciones en Lengua; y estudiar los efectos devastadores de la contaminación en una clase sobre la Revolución Industrial de Ciencias Sociales.
Pero la gran responsabilidad del cambio educativo que llegará con la deseada nueva normalidad no puede recaer únicamente en los docentes o en las organizaciones que trabajamos por hacer del medioambiente algo esencial en el sistema educativo: es imprescindible contar con el apoyo y, sobre todo, las herramientas, para llevarlo a cabo de forma íntegra. Afortunadamente, las instituciones han escuchado estos reclamos y han empezado a dar algunos pasos significativos. De hecho, hace solo unas semanas, el Consejo de Ministros de nuestro país aprobaba el anteproyecto de Ley de Cambio Climático, en el que la educación ambiental aparece como una de las herramientas con las que poder hacer frente a este fenómeno, que pasará a formar parte del currículo educativo de una forma global.
Estamos de enhorabuena. La sociedad lleva tiempo peleando porque se produzca una transformación verde, algunas entidades trabajamos desde nuestro ámbito de actuación para hacerlo posible, los docentes creen firmemente en ello y, ahora, los gobiernos están recogiendo el guante. Un soplo de esperanza que, en una fecha tan señalada como lo es hoy, nos impulsa a seguir trabajando en este ámbito. Es cierto que no sabemos qué nos espera en la nueva normalidad, pero debemos tener claro que la educación ambiental ha de ser uno de los pilares sobre los que se sostenga
