Dani Pedrosa, la enésima oportunidad de un campeón

Dani Pedrosa es uno de los mejores pilotos de la historia del motociclismo español y, sin embargo, corre el riesgo de convertirse en el Poulidor de MotoGP, el eterno aspirante al título mundial de la categoría reina. Y es que por calidad, el catalán parecía predestinado a alcanzar las cotas más altas. Los triunfos del de Castellar del Valles en las categorías inferiores le convirtieron en el heredero de los Ángel Nieto, Sito Pons o Alex Crivillé. A sus 28 años cuenta con tres títulos mundiales en su palmarés, uno en 125cc y dos en 250cc. Pero se le resiste la gloria en la máxima categoría. Un triunfo que acaricia cada año. De sus 45 victorias, 22 son en MotoGP (siete en la última campaña), donde ya acumula tres subcampeonatos. En dicha categoría suma 70 podios. Números al alcance de muy pocos, pero que quedan ensombrecidos por la ausencia del título mundial.

El catalán realiza un pilotaje limpio, metódico y preciso. Las salidas son una de sus especialidades. Su estrategia no es nada conservadora. Le encanta ponerse en cabeza y tirar. Marcar el ritmo y marcharse en solitario. Son sus carreras favoritas. En el cuerpo a cuerpo se siente más incómodo, aunque su 1,60 metros no le ha impedido protagonizar espectaculares adelantamientos.

La precocidad siempre le ha acompañado. Desde muy pequeño mostró interés por el motor. Con apenas diez años compitió en el campeonato de España de minimotos. Sin embargo, los problemas económicos en un deporte tan costoso estuvieron a punto de truncar la carrera del joven catalán, que veía pasar carreras desde su casa. Por suerte apareció Alberto Puig que le dio una oportunidad de correr en un equipo. Pedrosa le devolvió la confianza con victorias.

Los buenos resultados permitieron que en 2001 diera el salto al campeonato de 125cc. En el año de su debut consiguió subirse al podio en Valencia y Motegi. Fue el preludio de lo que conseguiría solo dos temporadas después. En 2003 dominó el campeonato de principio a fin hasta convertirse en el segundo piloto más joven en conquistar el título de 125cc, únicamente superado por Loris Capirossi. Sin embargo, a falta de dos carreras se rompió los dos tobillos tras una dura caída. Esa ha sido otra constante en la trayectoria del español. Pedrosa ha tenido que convivir, como cualquier piloto, con diversas lesiones, pero en su caso las fracturas han sido más frecuentes de lo habitual.

Pero los golpes no hicieron mella en su confianza. Sin tiempo para preparar su adaptación a la moto de 250cc, Pedrosa consiguió ganar el campeonato. Una muestra más de su inmensa calidad. Fue la primera vez que alguien encadenaba los títulos de las dos categorías inferiores. Pedrosa repitió el triunfo la temporada siguiente de manera incontestable. Su enorme éxito y su carácter introvertido pero modesto le convirtieron en uno de los pilotos más queridos por la afición. En 2006 subió el escalón que le faltaba al competir en MotoGP. La máxima categoría de un deporte en el que despuntar es bastante habitual, pero mantener el nivel a lo largo de los años solo es apto para los genios del motor.

Pedrosa, acostumbrado a la presión desde muy niño, no tuvo demasiados problemas para adaptarse a una moto de tanta potencia y en el primer año en MotoGP consiguió dos victorias. Después llegaron tres subcampeonatos, el último el de la pasada campaña. Sus duelos con Jorge Lorenzo, Valentino Rossi o Casey Stoner ya están en la memoria de todos los aficionados. En el lado negativo están las caídas. Siempre que ha encadenado una racha de victorias ha terminado por los suelos con las posteriores secuelas en forma de fracturas que le han impedido mantener la regularidad. Desde 2011 pilota a los mandos de una Honda con la intención de luchar por el único título que le falta y poder volver a sentirse campeón.