Tras una victoria en Texas y la mala actuación hace dos semanas en Jerez, Nico Terol quiere congraciarse con su equipo en Francia y devolverles con un triunfo la confianza depositada en él con las mejoras llevadas a cabo en su moto. Uno de los problemas que tuvo el alicantino en tierras andaluzas fue la falta de estabilidad de su máquina en el circuito jerezano, donde no supo adaptarse a las circunstancias adversas. Son de nuevo esas condiciones desfavorables las que teme el piloto español de cara a Le Mans. La lluvia podría hacer acto de presencia. «Se me da bien el circuito, pero la meteorología es un facto determinante», admitió en la previa. Junto a Terol, otros dos españoles tendrán la oportunidad de alzarse con un triunfo que les coloque en la cabeza del Mundial de Moto2. Espargaró y Rabat no temen tanto al clima, sino a sus duros rivales en este inicio del campeonato, el nipón Nakagami y el finés Kalio, cuyas motos se amoldan mejor al asfalto galo.
En Moto3 el único interés estará en si los españoles copan el podio como ya hicieran en Estados Unidos y Catar o, por el contrario, al igual que ocurriera en Jerez, el alemán Folger vuelve a ser el foráneo que agüe la fiesta nacional, esta vez en suelo francés. Rins, al mismo tiempo que su amigo Nico, mira al cielo pendiente de lo que puedan traer las nubes negras. En su equipo, con varios veteranos de patrones, saben que otros años los neumáticos jugaron una mala pasada a los novatos empapados en estas lides. No quiere el barcelonés un cemento mojado que otorgue ventaja a sus competidores más habituados a este tipo de carreras deslizantes. Uno de esos rivales a los que les motiva correr bajo la llovizna es Marc Viñales, quien busca repetir el éxito de Andalucía. Con su triunfo gaditano confirmó que está recuperado al cien por cien de la amputación de la falange distal de su mano derecha.
