Amenaza con lanzarse al vacío para evitar el desalojo de una casa okupa neonazi en Madrid

El desalojo de la casa okupa neonazi del antiguo Ministerio de Trabajo, situado en el número 41 de la calle Bretón de los Herreros, ha sido aplazado por la «presión social», según ha manifestado la portavoz del denominado «Hogar Social Madrid», una vez que una de las ocupantes del inmueble amenazó con lanzarse desde la azotea -un sexto piso- si eran expulsados del edificio.

Bajo consignas como «No podrán acabar con la ayuda nacional» o «España somos nosotros», una treintena de personas, algunas de ellas con estética neonazi, se congregó a las puertas del edificio en torno a las 10:30 de la mañana para evitar lo que se adivinaba como un desaolojo «inminente». Hasta siete furgones de la Policía Nacional se desplazaron hasta el lugar junto a un dispositivo del cuerpo de Bomberos.

Con la calle cortada, decenas de simpatizantes acompañaban a los activistas en uno de los extremos de la vía.

Afincados en la vieja sede del Ministerio de Trabajo desde hace cuatro meses -antes estuvieron en Tetuán-, el «Hogar Social Madrid» ya había avisado que lo defenderían «con uñas y dientes». Sin embargo, la amenaza de suicidio de Rosa, una okupa «sin familia», lo ha evitado. «Se ha aplazado por la presion social, porque mucha gente ha venido a apoyarnos; familias que venían a por el reparto, indignados porque les están quitando la comida», declaró la portavoz ante los periodistas, al tiempo que destacó que «por una vez, la Comisión judicial ha tenido algo de calidad humana y ha decidido aplazarlo».

A la pregunta de si la advertencia de lanzarse al vacío estaba preparada, contestó tajante que «no se puede frivolizar con un drama tan grande como para que una persona se quiera quitar la vida». Paralelo a su comparecencia, el resto de okupas celebraba el aplazamiento desde la misma azotea ondeando banderas de España. «Pendientes de una nueva notificación», el «Hogar Social Ramiro Ledesma» advierte que prentende seguir con tal actividad de dar alimentos y ayudar a quien lo necesite, que en este momento se centra en unas 500 personas, además de las 12 personas que viven en el edificio, entre «desahuciados y militantes». «Este es nuestro hogar; nos van a tener que echar de aquí a patadas», dijo la portavoz, que hizo especial hincapié en que «no vamos a dejar a nuestro pueblo tirado».

«No somos nazis»

Respecto a su consideración como un grupo de ideología nazi, la misma fuente ha indicado que «es una manera de intentar estigmatizarnos», ya que «ninguna ayuda puede ser criminalizada». De la misma forma, ha destacado que solo se trata de personas que «amamos a nuestro pueblo y que luchamos por la justicia social», «de un lado y de otro». Según la propia organización, gozan del apoyo vecinal, que acude para donar alimentos y ayudar. En ese sentido, un hombre interrumpió la comparecencia con un recorte de periódico para resaltar que dicha etiqueta de nazis «es mentira», y que «nunca» le han dicho nada en tal caso- Él, ha explicado, acude porque «necesita la comida para sus hijos y sus nietos». Normalizada la situación, prosiguieron con su reparto de alimentos.