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La «Milla de Oro» de Madrid y el general Francisco Serrano Domínguez - Isabel permuy / wimiedia

Serrano, el amante de Isabel II que dio nombre a la calle más comercial de Madrid

El marqués de Salamanca proyectó esta calle a finales del siglo XIX y creó la primera línea de tranvías para servir al barrio

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La ambición fue el principio rector en la vida del general Francisco Serrano y Domínguez. El también duque de la Torre fue uno de los hombres más poderosos de su tiempo. El «general bonito» de Isabel II, que da nombre a la más lujosa e ilustre calle de Madrid, cambió de bando según las circunstancias de la convulsa historia de España del siglo XIX.

Colaboró con Espartero –el Príncipe de Vergara–, aunque luego se unió a Narváez para derrocarle como regente. Logró seducir a Isabel II hasta convertise en su favorito. Un romance que estuvo a punto de provocar una crisis institucional. Narváez resolvió el entuerto en 1848, cuando el gobierno de Joaquín Francisco Pacheco reconcilió a la reina con su esposo y desplazó a Serrano, designándolo capitán general de Granada.

Sin embargo, después de unos años en Rusia, regresó para participó en la Vicalvarada. El objetivo de esta revuelta era apoyar el retorno de Espartero, precisamente a quién intentó derrocar en su momento. Más tarde contribuyó a la formación de la Unión Liberal hasta lograr liderarla tras la muerte de O'Donnell.

Entre intriga e intriga, pasó largo tiempo en Cuba, donde se hizo con una gran fortuna al permitir el tráfico de esclavos. A su regreso, dio un nuevo giro político y participó en la conspiración para destronar a Isabel II. La Gloriosa revolución le acercaba, esta vez, a los progresistas, liderados por el general Juan Prim.

Serrano gobernó durante la I República apoyado en la Constitución de 1869, la primera Carta Magna democrática. Serrano acabó con la rebelión cantonal y levantó el cerco de Bilbao en 1874, lo que dejó a los carlistas casi derrotados. El pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto precipitó la restauración de los Borbones. Un nuevo sistema político de partidos ideado por el conservador Cánovas al que Serrano no supo adaptarse. No le gustó que Alfonso XII y Cánovas prefirieran a Sagasta como líder liberal. Casualidades del destino, Serrano murió en Madrid el 25 de noviembre de 1885, el mismo día que el joven rey Alfonso XII.

La calle más lujosa

El general Serrano residió en ella cuando aún se llamaba Bulevar Narváez. José María de Salamanca y Mayol, el marqués que daría nombre al barrio, quiso dejar la impronta del París de su exilio, con los bulevares y las anchas avenidas que todavía predominan en la calle Serrano. Con un pie en Claudio Coello y otro en Villanueva empezó a levantar esta vía donde en 1863 comenzaron a erigirse las primeras casas, incluso con agua corriente, un lujo en esos días.

En la esquina con la calle de Maldonado, se levantó la primera estación de tranvías de la ciudad, desde la que el 31 de mayo de 1871 partía el primer convoy. En Serrano se construyeron los mejores comercios de la época en los que compraban los vecinos ilustres del barrio: Ríos Rosas, Fernández de la Hoz, Alonso Martínez, Castelar, Cánovas del Castillo, Lázaro Galdiano, Pérez Galdós.

Incluso, estuvo uno de los establecimientos más curiosos del momento, el Teatro Ventura, el nombre de la hija general Serrano. La Duquesa, cuando por fin recuperó el ánimo tras la muerte de su marido en 1885, decidió levantar en un edificio de su propiedad en la calle de Villanueva esquina a la de Serrano.

Esquina con la calle del General Orá se encontraba también la «huerta de Cánovas» que, durante la Guerra Civil Española fue sede del Partido Comunista. En Serrano estuvo, donde hoy se encuentran los Jardines del Descubrimiento, la antigua Casa de la Moneda. Allí se emplazó la sede este diario durante casi un siglo.

Esta calle también es conocida por sus boutiques de moda, como Tommy Hilfiger, Carolina Herrera, Manolo Blahnik, Prada, Ermenegildo Zegna, Gucci y Salvatore Ferragamo, entre otras; también se hallan joyerías internacionales como Cartier, Tous, Bvlgari, Piaget, entre otras.

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