Detalle del escudo en el que aparece el dragón en la casa de la Villa de Madrid
Detalle del escudo en el que aparece el dragón en la casa de la Villa de Madrid - wikimedia
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La misteriosa leyenda del dragón que formó parte del escudo de Madrid durante tres siglos

El animal fantástico acompañó a la diosa Cibeles. De su boca salía agua para que los madrileños pudiesen llenar sus cántaros

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Cuenta el humanista madrileño Juan López de Hoyos en un relato que publicó en 1569 que, al derribar la muralla de Puerta Cerrada, se encontró una piedra con un dragón grabado. Esta imagen dio pie a varias leyendas grecorromanas sobre el origen de Madrid que pusieron de moda a este animal fantástico entre la heráldica de la época y durante casi 300 años se asoció con la ciudad.

En el simbolismo medieval la idea de lucha contra dragones sirvió para fortalecer la motivación de los reinos cristianos. Los defensores del origen romano de la ciudad aseguraban que se había influido este símbolo porque emulaba al dios Júpiter. Por eso aparece representado en numerosos reinos occidentales. En el caso de Madrid, hay autores que matizan que el del escudo no era un dragón sino un grifo (medio cuerpo de águila, y la mitad de inferior de león).

De hecho, en 1859, la descripción del escudo rezaba: «Dos cuarteles y manteledura. En el de la derecha sobre campo de azur un grifo de oro. En el de la izquierda sobre campo de plata un madroño de sinople con los frutos de gules y un oso empinado a el, lenguado de gules, terrasado de sinople».

En cualquier caso, durante tres siglos este ser alado acompañó al oso y madroño con una corona de laurel desde que las Cortes así lo decidieron en 1842. Este escudo podemos verlo en muchos de las placas antiguas con los nombres de las calles de la ciudad. El animal fantástico llego incluso a acompañar a la diosa Cibeles. De su boca salía agua para que los madrileños pudiesen llenar sus cántaros.

El grifo, esculpido por Alfonso Bergaz hijo, decoró la fuente hasta finales del siglo XIX. Hoy se conserva en el Museo de los Orígenes (o de San Isidro). El otro vestigio del dragón heráldico de la capital se puede contemplar todavía en uno de los techos de la Casa de la Villa.

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